ELGRAFICODELSUR.COM.—  Sin una sola palabra, sin gestos, ni señas, apto para menores o millennials, se puede practicar en cualquier lugar del mundo y siempre encontrarás un trío que se preste a ello. Solo necesitarás una baraja de cartas francesas, una mesa y algo para apuntar…

Le llaman el «esperanto» de las cartas porque usa un lenguaje universal, pero en realidad es un deporte olímpico al que se juega sentado y teóricamente en silencio. No hablamos del ajedrez, se trata del bridge, la tendencia al alza en todo el mundo y también en España, entre actores, financieros, grades empresarios y por fin, impartido en colegios y universidades americanas.

Porque no es casual que Richard Branson, fundador de Virgin, juegue al ajedrez, Ben Harper haga labores de punto o de Petit Point, como hacía el genial actor Alberto Closas, a Justin Bieber le dé por el Cubo Rubik o Penélope Cruz se decante por el dominó, mientras lo observaban, Bill Gates y Warren Buffet dos tahúres de bridge, decidieron crear un fondo de un millón de dólares para promocionar en los colegios y universidades de EE.UU. los cursos de bridge y estos dos empresarios, no dan puntada sin hilo.

Debe de tener algo que ver con el desarrollo de dotes para la estrategia y la brillantez en negocios. Pues no es un juego de azar, sino mental en el que cada baza tiene muchos modos de jugarse, pero solo hay una correcta y para encontrarla se requiere análisis, memoria y reflexión.

Rafaél Alcaraz, marqués de Cerverales
Rafaél Alcaraz, marqués de Cerverales-BELÉN DÍAZ

«Pero también tiene leyenda negra, -nos comenta Jacobo Bermergui, propietario del Mini Club, uno de los más antiguos de Madrid, con casi 50 años- dicen que es un juego elitista y para mayores. La realidad es que pasar tres horas jugando te sale por siete euros, mucho menos que ir al cine. Pero es verdad que es difícil entusiasmar a la gente joven ya que es un juego en el que las prisas son malas consejeras y se requiere aplomo y dedicación».

De Inglaterra a EE.UU

El Bridge se empieza a conocer como el Whist en las casas nobles inglesas y en el XVIII salta a la corte Francesa. Lo practicaron Napoleón y sus dos esposas y tras enviciar a media Europa, llega a Boston y a Filadelfia en el XIX, pero la versión que conocemos hoy, es la reglada por un multimillonario americano, Harold Vanderbilt, que en 1925 funda la Federación Mundial de Bridge y celebra, el primer Campeonato del Mundo.

En España, el número de federados ronda los 5.200 y el de personas que lo practican aproximadamente 35.000 en los 121 clubes de bridge que existen y el año pasado quedamos en cuarto puesto del campeonato del mundo. Entre los jugadores notables que juegan o han jugado, nos señala a José Manuel Lara o la Marquesa de Moratalla, semifinalista del mundo, mientras que fuera de nuestras fronteras, famosos jugadores fueron Omar Sharif que se jugó su casa de Lanzarote y la perdió.

Rafael Alcaraz, marqués de Cerverales, es campeón de España 2017 y sexto en el ranking nacional: «Mi interés es que el bridge se conozca y popularice pues es el gran desconocido. En otros países, empiezan a jugar en los colegios, como forma de desarrollo de la inteligencia y gimnasia de neuronas. Para disfrutarlo se requiere concentración, no necesitas memoria fotográfica, pero sí trazar un plan. El bridge estimula el sentimiento competitivo, desarrolla habilidades, estrategia, comprensión, lógica y retención y es tan apasionante que no se termina nunca de aprender y al que nunca juega igual un médico que un ingeniero aunque sean igual de eficaces. Se dice que al campeón mundial de ajedrez le ganó un ordenador, pero al de bridge nunca. No estoy seguro de esto, pero te da idea de que son cientos de miles de combinaciones posibles y por ello es tan bonito, porque cada mano es distinta», asegura Cerverales.