Imagine que un amplio conjunto de tierras del Ártico no sea blanco, o sea que no esté cubierto de nieve y hielo, sino que sea verde, es decir cubierto de vegetación. Una amplia extensión de terreno, dominada por arbustos leñosos hasta la costa canadiense del Océano Ártico: así era la región más septentrional de Norteamérica hace unos 125.000 años, durante el último periodo interglaciar. Pero el Ártico verde no es un concepto exclusivo del pasado…

El equipo internacional de Sarah Crump, del Instituto de Investigación Ártica y Alpina (INSTAAR), dependiente de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, analizó ADN de plantas de más de 100.000 años obtenido de sedimentos lacustres en el Ártico. Se trata del ADN más antiguo en sedimentos lacustres analizado hasta ahora en una investigación publicada. Los resultados del análisis de ese ADN revelan que un arbusto nativo de los ecosistemas del norte de Canadá (abedul enano) vivía unos 400 kilómetros más al norte que el límite norte de su área de distribución geográfica actual.

Para conseguir dar este vistazo al pasado, los investigadores no solo tuvieron que analizar muestras de ADN, sino que primero tuvieron que viajar a una región remota del Ártico para recogerlas y traerlas de vuelta.

El abedul enano es una especie destacada de la tundra baja del Ártico, donde pueden crecer arbustos bajos (que llegan a las rodillas de una persona) en un entorno por lo demás frío e inhóspito. El abedul enano no sobrevive actualmente más al norte de la parte sur de la isla de Baffin, en el Ártico canadiense. Sin embargo, los investigadores encontraron ADN de esta planta en el sedimento de un antiguo lago, lo que demuestra que solía crecer mucho más al norte.