Todo apunta a que unos astrónomos han descubierto en el cosmos lejano vestigios químicos de algunas de las primeras estrellas que se formaron en el universo.

 

Las primeras estrellas se formaron probablemente cuando el universo tenía solo 100 millones de años, menos del uno por ciento de su edad actual. A diferencia de las estrellas posteriores, que se formaron, forman y formarán a partir de materia prima que proviene en parte de material generado por otras estrellas, las primigenias se crearon exclusivamente a partir de material generado por el Big Bang, la colosal “explosión” con la que nació el universo.

 

Muchas de aquellas primeras estrellas (conocidas como Población III) eran tan titánicamente masivas que cuando terminaban su vida como supernovas se destruían por completo, sin dejar una estrella de neutrones ni un agujero negro como cadáveres. Su materia se esparcía por el espacio interestelar, sembrándolo con una mezcla distintiva de elementos químicos pesados. Sin embargo, a pesar de décadas de búsqueda diligente por parte de los astrónomos, no ha habido evidencia directa de esta clase de estrellas primordiales, hasta ahora.

 

Utilizando el telescopio Gemini Norte, uno de los dos telescopios idénticos que conforman el Observatorio Internacional Gemini, gestionado por el NOIRLab de la Fundación Nacional estadounidense de Ciencia (NSF), unos astrónomos creen haber identificado el material remanente de la explosión de una estrella de primera generación. La identificación la han hecho analizando uno de los cuásares más lejanos conocidos. La luz de este cuásar ha tardado 13.100 millones de años en llegar hasta la Tierra, o sea que fue emitida cuando el universo tenía tan solo unos 700 millones de años.

 

Utilizando un método innovador para deducir los elementos químicos contenidos en las nubes que rodean al cuásar, el equipo internacional de Yuzuru Yoshii y Hiroaki Sameshima, ambos de la Universidad de Tokio en Japón, ha captado una composición muy inusual: el material contenía más de 10 veces más hierro que magnesio en comparación con la proporción de estos elementos que tiene nuestro Sol.

 

Los autores del estudio creen que la explicación más probable para esa proporción anómala es que el material fue generado por una estrella de primera generación que explotó como supernova de inestabilidad de pares. Esta modalidad extraordinariamente potente de explosión de supernova nunca ha sido observada científicamente, pero se teoriza que es el final de la vida de estrellas gigantescas con masas entre 150 y 250 veces la del Sol.