En un laboratorio se trabaja desde hace años en un enfoque de inteligencia artificial inspirado en la arquitectura del cerebro humano. El resultado es un sistema compuesto por una cantidad enorme de cables colocados sobre un lecho de electrodos. El sistema recibe la señal de entrada y produce la de salida mediante impulsos eléctricos. Cada uno de los cables es tan pequeño que su diámetro se mide en nanómetros (milmillonésimas de metro).
El trabajo de investigación y desarrollo se ha realizado mayormente en el Instituto de Nanosistemas de California (CNSI), adscrito a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Estados Unidos. Una parte se ha hecho en la Universidad de Sídney en Australia.
El sistema del CNSI es diferente de los ordenadores actuales, que contienen módulos separados de memoria y procesamiento hechos de átomos cuyas posiciones no cambian cuando los electrones fluyen a través de ellos.
A diferencia de ellos, el nuevo sistema se reconfigura físicamente en respuesta a estímulos, con una memoria basada en su estructura atómica y repartida por todo el sistema. Cuando los cables se superponen, pueden formarse o romperse conexiones, de forma análoga al comportamiento de las sinapsis en el cerebro biológico, donde las neuronas se comunican entre sí.