La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia relacionada con la vejez y la sexta causa de muerte en países como Estados Unidos. Más de 5 millones de estadounidenses viven actualmente con la enfermedad de Alzheimer.

Un equipo que incluye a Pamela Lein, Kelley Patten y Anthony Wexler, los tres de la Universidad de California en Davis (Estados Unidos) ideó un novedoso enfoque para estudiar en tiempo real los efectos de la contaminación atmosférica provocada por el tráfico de vehículos. Los investigadores instalaron un vivero de roedores cerca de un túnel de tráfico en el norte de California para poder imitar, con la mayor fidelidad posible, lo que los humanos podemos experimentar por la contaminación atmosférica provocada por la circulación de vehículos con motor de combustión.

«Este enfoque fue una forma creativa de abordar la cuestión de los efectos de la contaminación atmosférica en el cerebro, sin la interferencia potencial de factores como las influencias socioeconómicas, la dieta, etcétera», aclara Lein. «Es importante saber si vivir cerca de estas carreteras acarrea un riesgo significativo para el cerebro humano a medida que envejece».

Los investigadores expusieron a ratas macho y hembra durante un máximo de 14 meses al aire contaminado extraído del túnel o a aire filtrado. Se lo suministraban a los animales sin más cambios y en tiempo real. Los sujetos de estudio se dividieron en dos grupos: ratas normales y ratas con un perfil genético que en la versión humana comporta un aumento en el riesgo de sufrir la enfermedad de Alzheimer.

Las pruebas se realizaron en animales de 3, 6, 10 y 15 meses de edad.

Lein y sus colegas vieron que la contaminación atmosférica generada por el tráfico aceleraba los rasgos propios de la enfermedad de Alzheimer no solo en los animales con el perfil genético de riesgo (lo que preveían) sino también en las ratas normales, algo que resultó inesperado.