Capturar el dióxido de carbono (CO2) antes de que llegue a la atmósfera es una de las estrategias más eficaces para frenar el calentamiento global. Y el modo más directo de comenzar a ponerla en práctica es incentivar a los mayores emisores de CO2 a que adopten una tecnología de captura de carbono. Sin embargo, el elevado coste de las tecnologías de captura de CO2 disponibles comercialmente ha venido siendo un obstáculo para el uso generalizado de tecnologías de esta clase.

 

Unos científicos del Laboratorio Nacional estadounidense del Pacífico Noroeste (PNNL) creen que el metanol puede proporcionar ese incentivo. El metanol es uno de los productos químicos más abundantemente producidos en la industria, ya que tiene muchos usos: como combustible, disolvente, e ingrediente importante en plásticos, pinturas y materiales de construcción. Convertir el CO2 en sustancias útiles como el metanol ofrece a las empresas una vía rentable para capturar y reutilizar su dióxido de carbono.

 

El equipo de David Heldebrant, químico del PNNL, ha superado un nuevo hito en sus esfuerzos por conseguir que la captura de carbono sea más asequible y generalizada. Estos científicos han creado un nuevo sistema que captura eficazmente el CO2 y lo convierte en metanol o en algunas otras sustancias de interés comercial. Este sistema es el menos costoso de entre todos los creados hasta la fecha.

 

El nuevo sistema está diseñado para adaptarse fácilmente a centrales eléctricas de carbón, gas o biomasa, así como a instalaciones industriales dedicadas a fabricar cemento o acero, que también generan grandes cantidades de CO2.

 

Utilizando un disolvente de captura desarrollado por el PNNL, el sistema capta las moléculas de CO2 antes de que ingresen en la atmósfera y las convierte en sustancias útiles y fácilmente comercializables.