Antes de nacer ya Aurora tenía su historia y había transformado la de sus padres. El 28 de octubre del año 2020 nunca será olvidado por Michelle Lizardo y Guillermo Pérez. Con la ilusión de ver qué tal iba el embarazo acudieron a observar a través de una sonografía, el estado de su bebé. Para su sorpresa, la niña venía con una condición congénita de la que ellos no tenían ni idea. Hemimelia fibular es el nombre dado a lo que padece la pequeña.

El sufrimiento y la angustia se apoderaron de ellos. Tal vez en su desesperación, no entendían por qué en la hermosa etapa de la espera estaban pasando por esto. El tiempo es perfecto y se encargó de ayudarles a comprender y, más que preocuparse, a ocuparse. Así como la historia de la niña, que hoy tiene un año y tres meses, se inició desde el vientre, ahí también comienza la entrega de sus padres Michelle Lizardo y Guillermo Pérez.

“Fue algo aterrador, muy difícil. Saber que nuestra niña tan amada, tan deseada, venía con esa situación, era algo que había que asimilar. Desde ahí comenzamos a buscar respuesta a lo que le esperaba a ella y a nosotros”. Imposible no llorar con una madre que apenas toca el tema irrumpe en llanto.

Cuando recibió la noticia, le faltaban alrededor de cinco meses al embarazo. Ella tenía que lidiar con el riego que implica este estado y por si fuera poco, con digerir un diagnóstico que marcaba el principio de la historia de su bebé. “Agradezco a mis empleadores que me dieron un mes de licencia para que saliera de la ciudad a asimilar lo que estaba pasando”. Lo cuenta con la sensibilidad a flor de piel.

Michelle y Guillermo sabían que debían procesar la información, pero no ignoraban que era su responsabilidad comenzar a empaparse de lo que significa la hemimelia fibular. “Comenzamos a buscar, a leer, a conocer más sobre esto. En principio no encontraba casos similares en el país, aunque luego me di cuenta que sí existen, pero no con un registro formal”. Escudriñando fue que lograron tener acercamiento con otra familia que lidia con un caso similar.

Llorar con facilidad se ha hecho costumbre en Michelle. Lo hace hasta cuando revela que, aunque tenían varios nombres para la pequeña, se decidieron por Aurora, que significa primer rayo de luz. “Porque eso es ella para nosotros. Ella es feliz y nos hace felices a nosotros. Solo nos atormenta esa situación que ahora mismo no podemos resolver porque es mucho dinero que se necesita para reconstruirle su pierna derecha”. Una cotización del centro especializado Dr. Paley Institute, St Mary Medical en Florida, estipula que el procedimiento completo podría hacer con alrededor de 276 mil dólares. A esto se suma el costoso seguimiento, alojamiento y otros gastos que ascienden