Un «ladrillo básico primitivo» de nuestro Sistema Solar. Así definían los responsables de la misión New Horizons qué es Ultima Thule (2014 MU 69), el objeto más lejano estudiado hasta la fecha por el ser humano. Con una separación de 6.600 millones de kilómetros de la Tierra, situado en el cinturón de Kuiper, este remoto «mundo» fue sobrevolado por la sonda de la NASA el pasado 1 de enero. Sin embargo, la información recabada llega poco a poco, con cuentagotas.

Aunque a los profanos en el tema pueda recordar a un muñeco de nieve -muy acorde con estas fechas- o a un cacahuete, se trata de un objeto «binario de contacto» o un cuerpo bilobulado formado por acreción de dos bloques menores. Según los modelos, Ultima Thule se formó a partir de un enjambre de partículas y objetos pequeños, que se fueron uniendo hasta formar las dos esferas que aún se observan. Después, se fueron juntando tras chocar a una velocidad tan lenta como «una milla por hora, similar a la de aparcar un coche», afirmaba Jeff Moore, líder de la división de geología y geofísica de New Horizons, en la primera rueda de prensa.

Así, quedaron unidas, aunque no tuvieron por qué fusionarse, ya que la lenta rotación (le lleva 16 horas completar una vuelta), provoca que estén juntas, incluso sin el «pegamento» de la unión de sus materiales. Y todo ocurrió tan solo cientos de millones de años después del nacimiento del Sistema Solar, lo que convierte a Ultima Thule en una especie de «reliquia» espacial de 31 kilómetros de largo, congelada en el tiempo, que nos habla de cómo se formó nuestro vecindario cósmico. «La New Horizons es como una máquina del tiempo que nos lleva al nacimiento del Sistema Solar. Estamos viendo la representación física del comienzo de la formación planetaria», afirmó al respecto Moore.

Las últimas imágenes del nuevo mundo

En la rueda de prensa ofrecida ayer se mostraban nuevas imágenes a mayor resolución, aunque aún están lejos de mostrar con detalle la superficie de Ultima Thule, que aún hay que intuir.

Además, el equipo explicó que los análisis iniciales no han encontrado evidencia de anillos o satélites a más de una milla de diámetro del objeto (a unos 1,6 kilómetros), ni rastro de atmósfera. En cuanto a los aspectos físicos observados, el color de Ultima Thule coincide con el color de mundos similares en el cinturón de Kuiper, y ambas esferas que lo forman son casi idénticas en tonalidad.

«Se trata de la primera exploración de un objeto pequeño del cinturón de Kuiper y la investigación más lejana de cualquier mundo, por lo que ya se ha hecho historia. Pero casi todo el análisis de datos se dará en el futuro. Nuestro equipo está impaciente por comenzar a excavar en todo este tesoro», señaló Stern.

A pesar de toda esta información, aún falta casi año y medio (exactamente 20 meses, según calculan los científicos) para que nos lleguen todos los datos recabados por la New Horizons. De hecho, la transmisión desde la sonda se detendrá durante una semana -hasta el 10 de enero-, ya que la radiación solar no dejará emitir información desde la nave. Y, después, pasarán varios años hasta que se procese y se materialice en forma de estudios científicos. Así que recuerden el nombre de Ultima Thule, porque dará mucho que hablar en la próxima década.