La posibilidad de almacenar energía en silicio fundido como base para crear nuevos dispositivos que permitan acumular energía de forma más compacta y eficiente es algo de lo que se ha hablado mucho en las últimas semanas, a raíz de un trabajo publicado por el Massachusetts Institute of Technology de Estados Unidos (MIT). Sin embargo, la investigación desarrollada en este importante centro estadounidense no es la única que está en marcha en este sentido. El proyecto europeo AMADEUS, coordinado por investigadores del Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) en España lidera los estudios europeos en este campo.

A diferencia del concepto desarrollado por el MIT, en AMADEUS se almacena energía en el cambio de fase de sólido a líquido del silicio. De ese modo, los investigadores aprovechan el elevado calor latente de cambio de fase del silicio, que supera en 10 veces la capacidad de almacenamiento de las sales fundidas. “En nuestro concepto el silicio no se mueve, y cambia de estado sólido a líquido en un único tanque, por lo que siempre se encuentra a temperaturas cercanas a la del punto de fusión (1414 ºC)», explica Alejandro Datas, investigador del Instituto de Energía Solar de la UPM y coordinador científico del proyecto.

El almacenamiento directo de energía solar en plantas termosolares, o la integración del almacenamiento eléctrico y la cogeneración en domicilios y distritos son solo algunas de las aplicaciones que podrían tener los nuevos dispositivos resultantes del proyecto AMADEUS, que cuenta con financiación de la convocatoria Future Emerging Technologies (FET) del programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea y que está ya en su segundo año de andadura, de los tres inicialmente previstos para su duración.

Con un presupuesto de 3,3 millones de euros AMADEUS (Next Generation Materials and Solid State Devices for Ultra High Temperature Energy Storage and Conversion) investiga nuevos materiales y dispositivos que permitan almacenar energía a temperaturas en el rango de los 1000 y 2000 ºC. De esta forma, se pretende romper con la barrera de los 600 ºC, raramente superada por los sistemas actuales empleados en centrales termosolares.

Para conseguirlo, los expertos están trabajando con distintos aleados metálicos de silicio y boro, que funden a temperaturas superiores a los 1385 ºC y que permitirán almacenar entre 2 y 4 MJ/kg, “un orden de magnitud superior a la de las sales empleadas actualmente”, añade el investigador de la UPM. Además, se están estudiando los materiales necesarios para contener estos metales fundidos durante largos periodos de tiempo y lograr un buen aislamiento térmico, así como los dispositivos para lograr una conversión eficiente del calor almacenado en electricidad.