Imagine que usted aprueba un examen y piensa que su éxito se debe a los calcetines que llevaba puestos al contestar las preguntas o a la cantidad de galletas que comió un rato antes, en vez de a las horas que pasó estudiando para el examen.

 

Esta clase de creencias irracionales, en las que una persona atribuye una causa a un hecho pese a que el sentido común diga que no hay relación alguna, existe en diversos trastornos psiquiátricos.

 

Ahora un nuevo estudio hecho en monos macacos aporta datos nuevos y reveladores sobre qué partes del cerebro intervienen más en los procesos de atribución de una causa a un hecho.

 

La investigación la ha realizado el equipo internacional de Elsa Fouragnan, de la Universidad de Plymouth en el Reino Unido.

 

Los resultados de la investigación sugieren además que la estimulación transcraneal de baja intensidad mediante ultrasonido puede modular tanto la actividad cerebral como los comportamientos relacionados con estos procesos de atribución de una causa a un hecho.

 

Aunque actualmente esta línea de investigación se desarrolla en un modelo animal, la estimulación transcraneal de baja intensidad mediante ultrasonido podría aplicarse algún día a la psiquiatría.