El mundo necesita agua limpia, y esta necesidad va a continuar creciendo en las próximas décadas. Sin embargo, la desalinización y otras tecnologías de purificación del agua suelen ser caras y requieren mucha energía para su funcionamiento, lo que hace mucho más difícil proporcionar más agua limpia a una población creciente en un mundo que se está calentando.

 

Para avanzar, los investigadores deberían utilizar herramientas como las disponibles en los sincrotrones de rayos X, para medir mejor las propiedades de los materiales que intervienen en la purificación del agua salada o contaminada de alguna otra manera, argumentan los científicos del Laboratorio Nacional de Aceleradores SLAC del Departamento de Energía (EE.UU.) y de la Universidad de Paderborn en Alemania.

 

«Este es el momento oportuno para que el país avance realmente en la ciencia relacionada con la desalinización» y otras tecnologías de agua limpia, dijo Michael Toney, científico de la Fuente de Radiación Sincrotrón de Stanford, en el SLAC. Toney, junto con los coautores, la científica de la LSSR Sharon Bone y el profesor Hans-Georg Steinrück de Paderborn, acaban de publicar en la revista Joule una nueva perspectiva sobre cómo avanzar en la tecnología del agua limpia.

 

El desafío es sustancial. En todo el mundo, miles de millones de personas luchan por encontrar agua potable al menos un mes al año, y las proyecciones sugieren que la demanda de agua en algunas partes de los EE.UU. – incluyendo California, que lucha contra las sequías – superará el suministro alrededor de 2050.

 

Además, desalinizar o limpiar el agua de otra manera es a menudo costoso y energéticamente ineficiente, y no siempre está claro cómo mejorar esas tecnologías.