Las economías del norte de Asia Central dependen en gran medida de la agricultura y se ven especialmente afectadas por los cambios en el ciclo hidrológico local. Por desgracia, esta región es una de las mayores zonas áridas del hemisferio norte y en las últimas décadas se enfrenta a una crisis de escasez de recursos hídricos. Un ejemplo es la rápida desecación y salinización del Mar de Aral.

Si bien se ha culpado de la escasez a la construcción de presas, el desvío de vías fluviales y el despilfarro de agua, ahora un nuevo estudio muestra que las emisiones de aerosoles y gases con efecto invernadero generadas por actividades humanas en otras regiones del mundo también pueden repercutir en las precipitaciones y los recursos hídricos de Asia Central al modular una circulación atmosférica clave.

La investigación la han llevado a cabo Jie Jiang y Tianjun Zhou, del Instituto de Física Atmosférica adscrito a la Academia China de Ciencias.

Jiang y Zhou han averiguado que la crisis de escasez de recursos hídricos en el norte de Asia Central responde a una tendencia que viene manifestándose desde la década de 1950. La tendencia a la disminución de las precipitaciones está asociada al desplazamiento hacia el sur del chorro subtropical del oeste, así como a su debilitamiento. El chorro subtropical del oeste es uno de los sistemas de circulación más importantes de Eurasia y está estrechamente relacionado con las precipitaciones estivales en el norte de Asia Central a diferentes escalas temporales.

Los análisis de la investigación indican que el aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero puede contribuir a un desplazamiento ecuatorial del chorro subtropical del oeste, mientras que el aumento de la contaminación en Asia y otros factores pueden dar lugar a un debilitamiento del chorro, todo lo cual favorece el movimiento descendente y la tendencia a la desecación veraniega sobre el norte de Asia Central desde la década de 1950.