Rusia y EEUU acordaron ayer normalizar las relaciones entre los dos países, pero no lograron rebajar la tensión en ninguna de las crisis abiertas, como Venezuela e Irán.

“Como somos las dos mayores potencias nucleares, la tensión entre Rusia y EEUU repercute negativamente en la situación en el mundo”, dijo el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, tras reunirse con su homólogo estadounidense, Mike Pompeo.

Buenas intenciones
Todo fueron buenas intenciones al inicio de la reunión. Pompeo recordó también que el presidente de EEUU, Donald Trump, está decidido a “mejorar” las relaciones con Rusia, ya que es algo que redundará “en beneficio” de ambos pueblos.

Pero las cosas ya no parecieron tan de color de rosa después de tres horas de intensas consultas entre Lavrov y Pompeo. “Estados Unidos y más de 50 países consideran que ha llegado la hora de que (el presidente de Venezuela, Nicolás) Maduro deje el poder”, dijo Pompeo, que no perdió la sonrisa en ningún momento en su primera visita a este país. El jefe de la diplomacia estadounidense cree que Maduro debe renunciar para que “termine el sufrimiento del pueblo venezolano”.  “Esperamos que el apoyo ruso a Maduro se termine”, enfatizó.

Con respecto al agravamiento de la crisis nuclear iraní, Pompeo aseguró que EEUU seguirá ejerciendo “presión” sobre la República Islámica para que “vuelva al redil de los países responsables”.