José Vicbart Geraldino Roselló ha sido uno de los judocas de mayor proyección. A sus 23 años había ganado más de 100 medallas internacionales y más de 200 a nivel nacional, pero cuando estaba en su mejor momento se vio obligado a retirarse.

Tuvo una gran confrontación con la cúpula dirigencial de la Federación Dominicana de Judo de ese momento y decidió dejar la práctica de ese deporte.

“Estaba en el mejor momento de mi carrera”, recuerda Geraldino Roselló, al referirse al año 2004.

Hasta ese año era uno de los deportistas de más jerarquía de la República Dominicana, incluso apunta que era un candidato a disputar una medalla olímpica.

Sin embargo, su retiro temprano del judo le abrió las puertas para dedicarse a los estudios. “Eso me dio la oportunidad para estudiar”, agrega Geraldino Roselló, quien recientemente fue seleccionado para ser instalado como Inmortal del Deporte Dominicano en el ceremonial que se llevará a cabo en el marco del 52 Ceremonial a efectuarse el domingo, 11 de noviembre, en el autorium del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.

Completó sus estudios en la Universidad de La Florida.

Allí se graduó de fisiología y en la actualidad tiene un consultorio y un centro de rehabilitación donde recibe a deportistas del más alto nivel, incluyendo a beisbolistas de las Grandes Ligas.

Entre las figuras del béisbol con los que ha trabajado Geraldino Roselló cita a Santiago Casilla, Francisco Liriano, Félix Hernández, Raymer Liriano, así como- Gabriel Mercedes, un ganador de medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, así como otros deportistas de alto nivel de triatlón, tenis, atletismo.

Hasta hace poco fue director de rehabilitación y entrenamiento físico para Latinoamérica del equipo de Grandes Ligas, Marineros de Seattle.

“Eso me ha permitido tener trabajo permanente y vivir tranquilamente”, expresa Geraldino Roselló, quien afirma que le “apasiona su trabajo”.

“Soy un apasionado de mí carrera, disfruto mucho lo que hago”, sigue diciendo el ex judoca que se encamina hacia la inmortalidad deportiva.

Geraldino Roselló se inició en el judo cuando apenas tenía cuatro años, pero su inclinación estaba centrada en el béisbol y karate, pero finalmente decidió centrarse en el judo.

“Este es el deporte que más entusiasma a mi familia, todos mis hermanos (José Antonio, José Augusto y Otrosvky) han sido judoca y llegaron campeones en su momento”, cuanta el ex ju- doca, inmortal del deporte maqueño.

Geraldino Roselló acaba de cumplir 40 años cuando será elevado a la inmortalidad deportiva.

“Esa distinción me da una doble felicidad”, afirma, para añadir que ello “es un reconocimiento al trabajo que hizo por muchos años y con mucho sacrificio”.

También ve su elección como inmortal del deporte dominicano “como un sello social que la sociedad reconoce todo lo que hice y ve que anduve por buen camino”.

Está convencido que esta distinción es una motivación “para seguir haciendo cosas buenos”.

Geraldino Roselló quien fue galardonado con el Premio Nacional de la Juventud en 1997 da mucho crédito del éxito de su carrera al trabajo que a su lado realizó su madre. “Ella se levantaba muy temprano a prepararme la ropa y la alimentación, seguía muy de cerca mis actividades y eso me dio mucha fuerza y confianza para conseguir los éxitos alcanzados”, cuenta.

“Ella (su madre Antonia Roselló) fue la precursora de mi carrera, a ella se lo debo todo, también a mi padre (José Augusto Geraldino) y mis hermanos”, afirma el judoca.

Dinastía
El también ganador del premio Atleta del Año que otorga el Comité Olímpico Dominicano y otro premio de igual envergadura que entrega la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo.

En diez ocasiones fue campeón nacional y en 1999 ganó seis torneos internacionales en forma consecutiva correspondiente a la Liga Panamericana de Judo celebrados en Puerto Rico, Venezuela, México, Estados Unidos y República Dominicana.

En la actualidad es el dominicano con más medallas panamericanas con un total de 9.

Geraldino Roselló recuerda como uno de sus momentos más memorable cuando se convirtió en campeón panamericano en el torneo celebrado en Montevideo, Uruguay, en 1999. En esa oportunidad superó por “ipom” al brasileño Marcell Aragao cuando el combate llevaba apenas dos minutos.

Pero recuerda con nostalgia e indignación los momentos amargos que tuvo que vivir cuando tuvo que retirarse del judo cuando apenas tenía 23 años, debido a una disputa que sostuvo con el entonces presidente de la Federación Dominicana de Judo, ingeniero Jaime Casanova.

Sin embargo, hoy está muy agradecido de todo lo que pudo alcanzar en el judo.

También a gente que han estado a su alrededor, especialmente al también inmortal Mario Álvarez Soto.