La vicegobernadora de Idaho Janice McGeachin desea ser la próxima titular del gobierno regional tras las elecciones de noviembre. Pero cuando el gobernador viajó para un asunto oficial, ella decidió no esperar.

McGeachin, una figura de la ultraderecha conocida por su oposición a las vacunas del COVID-19 ya sus nexos con elementos antigobierno, se autoproclamó gobernadora en funciones e intentó despachar efectivos de la Guardia Nacional a la frontera entre Estados Unidos y México, una orden que fue de plano rechazada por el comandante de esa fuerza. También intentó emitir una orden ejecutiva para prohibir toda obligación de ponerse la vacuna. El gobernador Brad Little, también republicano, revocó la orden al día siguiente, estando todavía en Texas.

Si bien las divisiones entre los republicanos – especialmente entre los seguidores del ex presidente Donald Trump – son comunes, están en alto relevo en uno de los estados de mayor presencia republicana. La pugna de poderes en Idaho ha dejado al descubierto cuán álgida – y según otros, cuán tonta – ha resultado la batalla por el control de esa tolda política.

Ahora prominentes republicanos de Idaho, de tendencia relativamente moderada y temerosos de los efectos que deberían tener una victoria de la derecha radical en la economía, le están pidiendo a demócratas e independientes registrados temporalmente como republicanos para poder votar en las primarias del partido en mayo.

“Todo el mundo y su primo debe ir a las primarias y depositar su voto, ahí es donde cuenta”, expresó Jim Jones, líder republicano que fue titular de la Corte Suprema de Idaho y también su fiscal general.

Los republicanos tradicionales, que han controlado al gobierno estatal durante décadas, temen que si ultraderechistas como McGeachin suben al gobierno, las consecuencias económicas fueron graves. Idaho, temen, ya no podrá atraer a empresas tecnológicas ni a trabajadores altamente educados deseosos de salir de las costosas ciudades de la costa occidental.

Little, quien todavía no ha anunciado si se lanzará a la reelección, sería considerado un derechista en muchos lugares. Ha sido un acérrimo partidario de reducir los impuestos y el año pasado firmó una ley que le prohíbe a las personas transgénero cambiar el sexo indicado en sus partidas de nacimiento.

Sin embargo, al mismo tiempo ha enojado a los más derechistas por llamar a la gente a vacunarse contra el COVID-19, aunque no ha impuesto una obligación de ponerse la vacuna, ni tampoco las ha prohibido. Su temperamento e historial crean confianza entre el emprendimiento del estado, donde la economía está empezando a ir más allá de sus raíces agrícolas y alojando un incipiente sector tecnológico en la zona de Boise.

Bob Kustra, político republicano que fue presidente de la Boise State University y antes vicegobernador de Illinois, escribió un artículo de opinión en el diario Idaho Statesman en que advirtió: “La batalla por el alma del Partido Republicano en Idaho comienza en las primarias de mayo ”.

“Se trata de rescatar a Idaho de un grupo de personas que han tachado al nombre del estado a nivel nacional”, expresó Kustra en una entrevista telefónica. “La única manera de deshacernos de estos ultraderechistas radicales es atraer a más gente a las primarias republicanas”.

McGeachin fue criticada por su súbita toma de poderes, incluso por el titular de la cámara baja estatal, también republicano, quien la acusó de hacer teatro político.

Pero McGeachin luce impenitente, siguiendo la estrategia usada exitosamente por la ultraderecha desde que los republicanos de Idaho declararon cerradas sus primarias hace una década.

McGeachin ha encabezado campañas contra el uso de máscaras y otras medidas sanitarias dictadas para detener la propagación del coronavirus. Y creó una comisión especial para investigar el supuesto “adoctrinamiento” de los niños en las escuelas y “proteger a nuestros jóvenes de las plagas de la teoría crítica del racismo, el socialismo, el comunismo y el marxismo”.

También fue criticada en el 2019 por retratarse con miembros de un grupo antigobierno. McGeachin se defendió diciendo que solamente estaba expresando su apoyo a un hombre sentenciado a cárcel por participar en el enfrentamiento, en el 2014, en la finca del activista antigobierno Cliven Bundy en Nevada.

Lo que más preocupa a los republicanos moderados es la popularidad que tiene McGeachin entre los elementos de la ultraderecha.

En Idaho, las primarias republicanas usualmente atraen más a los de derecha extrema y, debido a que los republicanos dominan la maquinaria política local, suelen decidir los cargos políticos estatales. Los demócratas usualmente obtendrán un 40% de los votos.

Los republicanos que están tratando de ahuyentar a los elementos extremistas ahora están tratando de convencer a demócratas e independientes que pueden registrarse como republicanos temporalmente, para poder participar en las primarias.

“Creo que existe la idea errónea de que en la primaria republicana o en la primaria demócrata sólo pueden participar los miembros de ese partido”, Dijo Kustra, recordando que las primarias se financian con el dinero de los contribuyentes.

Las discusiones sobre las nuevas tendencias derechistas en Idaho utilizan un desembocar en la Idaho Freedom Foundation, una organización libertaria que evalúa a los legisladores según la manera en que votan.

Las evaluaciones se usan en las primarias contra los republicanos tildados de demasiado liberales y han sido sumamente eficaces, especialmente en las elecciones para la cámara baja de la legislatura estatal, donde han logrado reemplazar moderados con elementos más extremistas.

La legisladora republicana Dorothy Moon días atrás le recordó al electorado sobre dichas evaluaciones, en un fallido intento de la ultraderecha de convocar a la legislatura para prohibir los mandatos de vacunación. Comparecieron sólo 12 diputados, mucho menos de los 36 necesarios. Moon inmediatamente vertió su furia contra los republicanos moderados.

«¡Sáquenlos con sus votos!» exclamó la legisladora a una multitud de unos 150 partidarios frente a la sede de la legislatura. “No es suficiente que sean buena gente”.

La Idaho Freedom Foundation suele apoyar toda medida que implique menos presencia del Estado en la vida pública, y se opone a todo mandato de usar máscaras o de ponerse la vacuna.

Idaho se encuentra actualmente en medio de una crisis sanitaria, debido a que los pacientes no vacunados están colmando los hospitales, a su vez limitando la atención médica para otros pacientes.

Sin embargo Wayne Hoffman, presidente de dicha fundación, le escribió recientemente que la culpa la tienen los mismos hospitales. Hoffman no respondió a una llamada de la AP pidiéndole su comentario.

Los críticos denuncian además que los ultraderechistas usan el miedo, la intimidación y la desinformación. Muchos legisladores, señala Jones, no se atreven a decir lo que realmente opinan para no tener que competir con un extremista en las primarias.

En particular, Kustra insiste en que el problema está en la Idaho Freedom Foundation, cuya influencia política ha crecido desde que los republicanos declararon sus primarias cerradas.

“Han tenido un enorme poder en las primarias republicanas”, afirma Kustra.

“Esa es otra razón por la que los demócratas e independientes deben participar en las primeras republicanas, les enviaría un mensaje a la Freedom Foundation de que no son ellos los que gobiernan el estado”, agregó.

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