El presidente del Comité Nacional Demócrata Tom Pérez enfrenta el peor desafío que tiene el partido en la historia reciente: mantener la unidad de cara a las elecciones presidenciales del año que viene, a las que se podrían presentar decenas de candidatos.

El partido se repuso de la desastrosa derrota del 2016 y recuperó el control de la Cámara de Representantes en noviembre pasado, pero encara unas primarias que podrían resultar muy divisivas.

El Comité Nacional está dejando atrás años de peleas internas e inoperancia, y no tiene la capacidad de recaudar fondos e información de los republicanos, que son dos elementos claves de apoyo a los candidatos.

La delicada misión que tiene Pérez por delante en las próximas semanas incluye desde darle forma definitiva a los debates presidenciales hasta convencer a los líderes estatales de que compartan los archivos de los votantes y elegir la ciudad que albergará la convención nacional. Todas esas decisiones pasarán por una lupa en busca de indicios de si apoya a un candidato en particular.

El Comité debe convencer a la base demócrata de que es neutral, después de ser acusado en el 2016 por Bernie Sanders de apoyar a Hillary Clinton en las contiendas internas.

“Tom tiene la misión más dura que hay en la política”, afirmó Tina Podlodowski, presidenta de los demócratas de Washington. “Es una tarea ingrata”.