Todo parece indicar que nos hallamos en un camino acelerado de calentamiento global que está provocando un cambio climático de inesperadas consecuencias. Los científicos proponen echar el freno al aumento de temperaturas, y los expertos se preguntan cómo hacerlo. Una de las propuestas está relacionada con la geoingeniería.

 

Por ejemplo, ¿podríamos crear nubes masivas de ácido sulfúrico que limitasen el calentamiento global y ayudasen a cumplir los objetivos climáticos internacionales de París planteados en 2015, reduciendo al mismo tiempo los impactos no deseados?

 

La respuesta es sí, en teoría, de acuerdo con un estudio en el que ha participado la universidad de Rutgers y que se ha publicado en la revista Earth System Dynamics. La pulverización de dióxido de azufre en la atmósfera superior, en diferentes lugares, para formar nubes de ácido sulfúrico que bloqueen parte de la radiación solar, podría ajustarse cada año para mantener el calentamiento global en los niveles establecidos en los objetivos de París. Esta tecnología se conoce como geoingeniería o intervención climática.

 

Pero los impactos regionales de la geoingeniería, incluyendo las precipitaciones y el agujero de la capa de ozono de la Antártida, dependen de la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que se estén simultáneamente reduciendo. Si las emisiones de dióxido de carbono procedentes de la quema de carbón, petróleo y gas natural continúan sin disminuir, la geoingeniería no evitará grandes reducciones de las precipitaciones y el agotamiento de la capa de ozono que sustenta la vida. Si la sociedad pone en marcha esfuerzos masivos para reducir las emisiones de carbono, eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera y adaptarse al cambio climático, pequeñas dosis de geoingeniería podrían ayudar a reducir los aspectos más peligrosos del calentamiento global, según el estudio.