Celeste Pérez, celeste.perez@listindiario.com, Santo Domingo.- El pasado mes de diciembre Faisal Calderón compró un boleto de avión. Estaba ilusionado, se trataba de su primera experiencia en Disney, y seria a principios de mayo en compañía de su novia. Franshesca Moreno también había previsto un viaje este año. Su plan era visitar a Cartagena por motivo de su 23 cumpleaños.

En otro lugar de la ciudad, Carolina Santos, una joven aventurera de 25 años, había anotado entre sus objetivos para el 2020 ir a Estados Unidos en el primer cuatrimestre del año, también visitar Barahona y Constanza con sus amigas.

La pandemia por coronavirus frustró sus propósitos. Al igual que los de Melody Cruz, de 27 años. La joven recién había iniciado un trabajo, pero solo pudo estar dos semanas. La interrupción de las actividades comerciales no indispensables pausó su posición laboral.

La historia de la publicista Amelia De León es similar, por la crisis sanitaria se vio obligada a cancelar la realización de una producción audiovisual que implicaba un logro más para su currículo. Caroline Green lamenta que tendrá que esperar un año para iniciar su proyecto de tesis, porque la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) no impartirá el curso intensivo de verano.

Estos testimonios son el reflejo de una generación que se caracteriza por su marcado interés en la preparación profesional, conectada a sus teléfonos inteligentes, arriesgada, exigente e informada, pero ahora su ímpetu aventurero está en pausa por una crisis que coarta sus sueños y que los obliga a desarrollar el don de la paciencia.

Consultados por LISTÍN DIARIO, estos jóvenes en un rango de edad entre 16 y 35 años coinciden en que lo que más extrañan es la interacción social presencial y la libertad para salir de sus casas a cualquier hora.

“Este tema de la pandemia, de no poder salir en las noches, de andar con mascarilla, tantas personas muriendo… pensé que era solo guión para películas. Todo lo que había planificado para este año esta cancelado”, comenta frustrado Marcos Cabrera, de 25 años.

Pero no todo ha sido negativo. La crisis de salud ha potencializado el teletrabajo, una de sus opciones favoritas, y sin duda parte de los grandes cambios que traerá la situación actual al contexto laboral. Para algunos profesionales no será  fácil de asimilar, pero para los Millennials, en muchos casos, ya era una realidad.

Incertidumbre

El frenazo de la pandemia del Covid-19 es para los Millennials mucho más que económico, también es un revés para su estado de ánimo. “Con esta crisis todos hemos perdido y los jóvenes no están exentos. Esto, por supuesto, trae como consecuencia que en muchos momentos experimentemos angustia, ansiedad, tristeza… Estábamos tan acostumbrados a ‘tener el control de nuestras vidas’ que hoy nos resulta difícil caer en la cuenta de que realmente nunca lo hemos tenido. Esto crea incertidumbre”, explica Ricardo Pichardo, Psicólogo y Terapeuta Familiar.

El experto sostiene que en el caso específico de los jóvenes adultos que han tenido que aplazar planes, vacaciones, estudios fuera del país, entre otros proyectos, aparece la negación, que es la primera etapa del duelo. “Muchas personas a dos meses de la declaración del estado de emergencia aun no aceptan lo que está pasando. Esto  funciona como un mecanismo de defensa para no aceptar que esto está ocurriendo”.

Recomendaciones del especialista

Enfoque.

En situaciones difíciles una herramienta eficaz es tener una visión de futuro, una pasión, una ilusión… Es importante no compararse con nadie. No mirar cómo se cumplen los sueños ajenos lo que es éxito para mí, no necesariamente encaja en la concepción de los demás. Concentrarse en lo que uno quiere lograr sin mirar a los demás es una táctica importante.

FODA personal.

Tomando un poco de los términos del mercadeo, siempre debemos abogar por hacer un FODA personal. Ser lo más sinceros posible y sentarnos a escribir cuáles son nuestras fortalezas, en qué soy bueno, con cuáles recursos cuento. Debo mirar de igual manera mis oportunidades, qué tengo delante. Cuáles cartas puedo jugar. Mirar mis debilidades, no para contemplarlas y victimizarme sino todo lo contrario, para poder transformarla en fortalezas, y por último cuáles son mis amenazas. Esto me indica donde estoy y a partir de ahí, me debe guiar hacia donde quiero llegar.

Bienestar.

Para estos jóvenes es momento de replantearse metas, preguntarse y responderse ¿por qué es importante el proyecto que tenía, a quién complace?, ¿realmente llena mis expectativas o las de alguien más? Y desde esa respuesta actuar. El mundo no se ha acabado, más bien, está en pausa. De igual manera, no quiere decir que sus sueños se han truncado para siempre, simplemente se han pospuesto.

Reflexión.

Leí hace poco una frase que llamó poderosamente mi atención decía que «cuando un pescador no está en el mar, está reparando las redes». Es momento de detenerme, reinventarme, prepararme, para cuando regresemos a la normalidad o a la nueva normalidad, ser mejores seres humanos, que a fin de cuentas es lo que realmente llena y lo que importa, este tiempo nos lo dice minuto a minuto.