La primera causa de pérdida de funcionalidad de los islotes pancreáticos trasplantados es la baja capacidad para crear nuevos vasos que permitan la llegada de nutrientes a las células. Este es uno de los principales motivos de fallo de lo trasplantes en el tratamiento de la diabetes de tipo 1.

Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB) y del IDIBAPS han liderado un estudio que identifica una proteína —la fosfatasa PTP1B— como moduladora potencial de la revascularización de los islotes pancreáticos. Los expertos han demostrado que, en ratones diabéticos a los que se han trasplantado islotes de otros animales o islotes humanos, los injertos que no tienen esta proteína experimentan una mayor revascularización —lo que favorece la viabilidad de las células— y se recuperan los niveles normales de azúcar y la tolerancia a la glucosa.

El estudio está coordinado por Ramon Gomis, catedrático de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona, jefe del Grupo de Investigación en Islotes Pancreáticos: Biomarcadores y Función, del IDIBAPS, e investigador del CIBERDEM, y Rosa Gasa, investigadora del mismo grupo.

El primer autor del trabajo, publicado en la revista Science Translational Medicine, es el experto Hugo Figueiredo, también investigador del grupo del IDIBAPS.

Una de las estrategias utilizadas para tratar la diabetes de tipo 1 se basa en la medicina regenerativa: es el trasplante de islotes pancreáticos, que son unos cúmulos formados por diversos tipos de células con función endocrina que producen hormonas como la insulina y el glucagón. En la diabetes de tipo 1, las células beta de los islotes —responsables de la producción de insulina— son destruidas de forma selectiva por un proceso autoinmunitario.

Por ese motivo, el trasplante de islotes puede restablecer la función fisiológica perdida en pacientes con este tipo de diabetes. «Aunque este trasplante se realiza en algunos centros, tiene algunas limitaciones, como la administración crónica de inmunosupresores, y se aplica en aquellos casos en que la enfermedad está mal controlada. Hoy por hoy, solo se indica en el contexto de un trasplante de riñón, y se opta por hacer un trasplante doble vascularizado de riñón y páncreas», explica Ramon Gomis, coordinador del estudio.