Danibel Bretón fue inspirada por su padre y la música típica que escuchaban en su casa para hacer un camino en este ritmo autóctono, bajo el nombre de “La Barbie del Acordeón”. Desde niña comenzó a tomar clases de acordeón. Al parecer venía en sus venas porque en ese instante sintió que se le hacía fácil aprender a manipular este instrumento.

Décadas después, combinaría esa pasión por la música con una carrera universitaria. Identificada con la verdad y la justicia, por sorprendente que parezca, La Barbie del Acordeón se invistió el año pasado como licenciada en Derecho en la Universidad Abierta para Adultos (UAPA), convirtiéndose entre las primeras exponentes del género con títulos profesionales.

“Mi inspiración es mi madre, ella es profesional y siempre ha creído en la educación. Esto me ha beneficiado en muchas ocasiones de mi vida y siento que ejerzo esta carrera a diario en la música”, afirmó Bretón en declaraciones a Listín Diario.

Así como cualquier ser humano, siente que todavía tiene varias metas y sueños por cumplir, pero que con el paso del tiempo sabe que “puede lograr”.

Desde Santiago Rodríguez para el mundo, con tan solo 13 años tomaba lecciones de acordeón típico, de la mano de su maestro Reyes Pilarte. Hasta que luego decidió acompañarlo de sus dotes vocales y coreográficos.

“Bailar, tocar el acordeón y cantar a la vez es cuestión de práctica, lo que si puede complicar el asunto son los zapatos de tacón, pero si es manejable”, reveló la intérprete de “Los hombres de ahora”.

Fefita La Grande y El Prodigio “son esas figuras del arte que siempre me han inspirado”, reveló la cantante de 25 años.

Felicidad y gratitud infinita fueron las palabras con las que la merenguera típica expresó el amor que siente por sus fanáticos, quienes a lo largo de sus cuatro años de carrera musical profesional la han apoyado y aceptado con mucho cariño.

“Estoy muy orgullosa de cada reconocimiento que he recibido, sobre todo del gran público que cree en mí. De aquí en adelante viene una gira musical y otras sorpresas más”, aseguró.

Como casi todo el mundo, La Barbie del Acordeón también ha vivido momentos difíciles en su carrera. Sin embargo, toma a Dios como su refugio.

“Solo tengo temor a Dios y más nada. A veces es un poco agotador seguir el ritmo y emplear mucha energía en mis espectáculos, pero el amor por mi trabajo no permite que abandone, eso no pasará ahora”, dijo con firmeza.

A pesar del enorme desenvolvimiento que presenta en los escenarios, en su infancia y adolescencia, Danibel se caracterizaba por ser una chica tímida y aplicada en sus estudios.

“Fuera del escenario y las cámaras soy una joven de su casa, que va al gimnasio, cocina, escucha música, estudia y descansa”, confesó la multifacética mujer.

Manifestó que aunque a veces no posee la cantidad de tiempo que ella quisiera, por sus compromisos laborales, trata de aprovechar sus horas libres.

“La familia es la mitad de mi vida, son muy importantes y su apoyo es incondicional siempre. Me gusta pasear, estar con ellos e ir de compras”, destacó.

Las mujeres están trabajando “de a duro” en el crecimiento de la música típica y su expansión a nivel internacional. La Barbie considera que, en su caso, sí ha recibido un apoyo significativo por parte de sus colegas.

“Estoy abierta a toda participación y colaboración con cualquiera de esas estrellas femeninas, me encantaría”, resaltó.

Su canción “El consejo” con Fefita La Grande, lanzada en febrero del año pasado, cuenta con más de 73 mil reproducciones en Youtube.

“Genial, me divertí y aprendí muchísimo, es una excelente persona que Dios la bendiga”, expresó Danibel sobre “La Mayimba”.

Legado. Algunas personas tienen el propósito de dejar una huella en el mundo, en el caso de esta vocalista, quiere ser recordada como una mujer trabajadora, responsable, ordenada, de familia y luchadora.

Aconseja a los apasionados de la música típica a creer en sí mismos, trabajar con propósito, no dejarse llevar de las cosas del momento y pensar en grande; para que de esta forma, logren al igual que ella, resaltar la idiosincrasia de la cultura dominicana en todos los escenarios extranjeros posibles.