La angustia y desesperación dominaban los días de Karen y Margarita. Ambas desconocían su diagnóstico y vivieron estos últimos años con “el depredador” en sus cuerpos. Fue silente por años, mientras las consumía poco a poco y se disfrazaba, haciéndolas ver “más bellas”.

Karen Báez Noboa no buscaba tener senos más grandes. En 2009, tras haber dado a luz entró al quirófano para realizarse una abdominoplastia, liposucción y levantamiento de senos, con deseos de una mejor silueta. Sin embargo, su médico le recomendó implantes mamarios, específicamente unos 260cc de silicón texturizado, para mantener la forma por más tiempo.

Todo iba bien en la vida de la dominicana, quien es chef profesional y trabaja para una compañía de parques en Orlando, Estados Unidos,