Si trabajamos así, no hay que temer, mis defendidos en la materia siempre han salido airosos, en la conciliación o en el conocimiento del caso, demostrando que no se difamo, ya sea porque lo escrito o dicho no se puede considerar difamación e injuria, o porque se hace la defensa positiva para probar lo que se ha dicho o escrito.
La verdad no difama a nadie, por el contrario, redime, ayuda a denunciar y a desenmascarar a los farsantes y a pedir que se haga justicia, o simplemente que se haga lo correcto.
Finalmente quiero pedir a los abogados que recurran a diferentes sentencias de la Suprema Corte de Justicia y del Tribunal Constitucional, sobre lo que escribiré más, luego, que despenalizan ese delito y que liberan al periodista, comunicador o miembro de la prensa de la responsabilidad que es exclusiva de la fuente, por lo que la prensa no debe temer y seguir libre.
El autor es: Abogado reside en Barahona