No existe una película que haya sido mal com­prendida en el momento de su estreno y mal valorada desde el pun­to de vista de la crítica y del público como “La Noche del Cazador”. Sin embargo, co­mo uno de esos momen­tos estelares de la humani­dad (parafraseando a Stefan Zweig) esta película es, y ha sido, una de las obras maes­tras mejores valoradas a tra­vés del tiempo. Está ubicada entre las 100 mejores en la historia del cine.

“La Noche del Cazador” (1955) fue dirigida por el ac­tor inglés Charles Laughton. Es la primera y única vez que este actor se colocaba al fren­te de una pieza. Dado el fra­caso comercial y las malas críticas en su época, Charles Laughton no quiso volver a dirigir, por lo que se retiró de­fraudado. Sin embargo, su dirección estuvo genial y el tiempo se encargó de valorar su trabajo.

La trama comienza cuan­do Ben Harper (Peter Gra­ves) se encuentra en la cár­cel por haber matado a dos hombres y robar un botín de diez mil dólares; pero an­tes de caer en prisión colo­ca el dinero en la muñeca de trapo de su hija, obligándo a

 ella y a sus pequeños herma­nos a guardar el secreto. Los remordimientos de concien­cia le hacen hablar en sue­ños y su compañero de celda, un falso reverendo de nom­bre Harry Powell (Robert Mitchum) intenta averiguar dónde tiene el dinero escon­dido. Este falso reverendo tiene grabados en los nudi­llos de una mano la palabra LOVE (Amor) y en la otra HATE (Odio) una clara con­tradicción haciendo referen­cia al bien contra el mal.

Cuando es ahorcado el prisionero, el “reverendo” sa­le de la cárcel y va en busca de su presa. Llega al pueblo donde vive la viuda del pri­sionero y logra casarse con ella; pero es una treta pa­ra poder conseguir el dine­ro guardado. Cuando los ni­ños sospechan que algo anda mal, comienza la persecu­ción en contra de ellos por parte de este hombre.

La ambientación del fotó­grafo Stanley Cortez es muy peculiar, sobre todo con el juego de luces y sombras. Las luces hacen alegoría al bien y las sombras al mal; tal y co­mo el actor tiene en los de­dos de sus manos esa eterna confrontación de la vida. La interpretación de Robert Mit­chum es soberbia y atrapa la perversa idiosincrasia del protagonista con tanta vehe­mencia que se nos hace difí­cil en pensar en otro actor.

Cuando los niños están tratando de escapar del ogro que representa este “reveren­do“, llega a la casa de la se­ñora Rachel Cooper (Lillian Gish) una mujer bondado­sa que viene a representar la protección de la madre que no existe. A pesar de que am­bos niños se encuentran ba­jo la protección de la seño­ra. Cooper, el cazador está al acecho en todo momen­to. Cooper permanece sen­tada frente a la puerta, ar­mada con una escopeta y, en una artimaña, el cazador lo­gra burlar la puerta de entra­da, dando comienzo a la per­secución interna y al forcejeo con los niños donde se rom­pe el misterio con la muñe­ca aflorando toda la maldad que representa el dinero ro­bado.

“La noche del cazador” es una de las grandes obras maestras del cine y, en con­traposición a su estreno, es una de las mejores valoradas en su contexto. Nos muestra el miedo y los temores que los niños pueden sentir a tra­vés de la muerte de sus seres queridos, de la soledad, de la religión por lo que represen­ta este falso reverendo; pe­ro sobre todo de la muerte cuando les acecha. Una ver­dadera joya de la cinemato­grafía que todo cinéfilo debe de ver.

CLAVES
 Curiosidades

El personaje de Harry Powell (Robert Mitchum) está inspirado en Harry Powers, quien vivió en Quiet Dell, Virginia Occidental, y quien sedujo a varias viudas y sus hijos con el método del “corazon solitario”. Mató a varios de ellos y fue colgado en 1932 en la prisión de Moundsville.

El director Charles Laughton (según se decía) detestaba el trato con niños, por lo que, durante el rodaje, era el actor Robert Mitchum el encargado de transmitir las instrucciones a los pequeños que intervenían en la filmación.

El propio Mitchum (Harry Powell) tras protagonizar esta película, aseguró que jamás había trabajado a las órdenes de un director tan competente como Charles Laughton, a pesar de ser el único filme dirigido por este, debido en gran parte a su fracaso comercial.

En un momento, el director pensó en Gary Cooper; pero no ha habido un papel mejor descrito para un actor que este para Robert Mitchum.