La sonda espacial Tianwen-1, que consta de un orbitador, un lander o vehículo de descenso, y un rover robótico, partió de la Tierra el 23 de julio de 2020. El lanzamiento al espacio se hizo desde el centro de lanzamiento de Wenchang en China por un cohete Larga Marcha 5, el modelo más grande de entre los cohetes espaciales chinos.

La nave recorrió 475 millones de kilómetros durante su travesía desde la Tierra hasta Marte, que duró 202 días.

El 10 de febrero de 2021, la Tianwen-1 llegó a las inmediaciones de Marte, llevó a cabo la maniobra de desaceleración y consiguió disminuir su velocidad lo suficiente como para permitir su captura por la gravedad del Planeta Rojo.

Después de tres meses observando la superficie marciana, durante los cuales inspeccionó también potenciales puntos de aterrizaje, se concretó la selección del definitivo y se hicieron los preparativos para el aterrizaje.

En las primeras horas de la madrugada del 15 de mayo (horario de Pekín), se llevó a cabo la operación de aterrizaje. Habiendo la nave nodriza (el orbitador) maniobrado hasta lograr una órbita idónea, el vehículo de descenso portando al rover se separó de ella. Este vehículo voló durante unas tres horas. Entró en la atmósfera marciana a unos 125 kilómetros de distancia de la superficie. La velocidad inicial del lander era de unos 4,8 kilómetros por segundo, pero el roce atmosférico ejerció un efecto de frenado que la redujo considerablemente. En esta fase del descenso, el lander se protegió del terrible calor generado por el roce atmosférico mediante un escudo. Cuando la velocidad del vehículo era de 460 metros por segundo, se abrió un gran paracaídas, que abarcaba un área de unos 200 metros cuadrados. El paracaídas disminuyó aún más la velocidad, hasta menos de 100 metros por segundo.

Para la última fase del descenso, y habiendo expulsado tanto el escudo como el paracaídas, la nave activó un retrocohete que disminuyó la velocidad hasta casi cero. A unos 100 metros de altitud, el vehículo dejó de bajar momentáneamente, quedándose flotando en el aire mientras medía las pendientes de cada sector de la zona de aterrizaje e identificaba los obstáculos que debía evitar. Una vez seleccionado el punto más adecuado para el aterrizaje, completó despacio la última etapa de su descenso, posándose suavemente en el suelo sobre sus cuatro patas.