La galaxia Vía Láctea parece estar en el negocio del reciclaje. Unos astrónomos de la Universidad de Iowa han determinado que nuestra galaxia está rodeada por un halo grumoso de gases calientes que es alimentado continuamente con material eyectado por estrellas nacientes o moribundas. Este halo caliente, llamado medio circungaláctico (CGM), fue la incubadora para la formación de la Vía Láctea hace unos 10.000 millones de años y podría ser allí donde podría residir la materia básica no contabilizada desde el nacimiento del universo.

 

Los resultados provienen de las observaciones hechas por HaloSat, uno de una clase de minisatélites diseñados y construidos en Iowa, el cual está preparado para mirar los rayos X emitidos por el CGM. Los investigadores concluyen que el CGM tiene una geometría similar a un disco, en base a la intensidad de las emisiones de rayos X que provienen de él. El minisatélite HaloSat fue lanzado desde la Estación Espacial Internacional en mayo de 2018 y es el primer minisatélite financiado por la División de Astrofísica de la NASA.

 

«Allí donde la Vía Láctea está formando estrellas más vigorosamente, hay más emisiones de rayos X del medio circungaláctico», dice Philip Kaaret, profesor del Departamento de Física y Astronomía de Iowa y coautor del estudio, publicado en la revista Nature Astronomy. «Eso sugiere que el medio circungaláctico está relacionado con la formación de estrellas, y es probable que estemos viendo gas que antes caía en la Vía Láctea, ayudaba a hacer estrellas, y ahora está siendo reciclado en el medio circungaláctico».

 

Cada galaxia tiene un CGM, y estas regiones son cruciales para entender no solo cómo se formaron y evolucionaron las galaxias, sino también cómo el universo progresó de un núcleo de helio e hidrógeno a una expansión cosmológica repleta de estrellas, planetas, cometas y todo tipo de componentes celestes.

 

HaloSat fue lanzado al espacio en 2018 para buscar restos atómicos llamados materia bariónica, que se cree estaban desaparecidos desde el nacimiento del universo hace casi 14.000 millones de años. El satélite ha estado observando el CGM de la Vía Láctea para evidenciar que la materia bariónica sobrante podría residir allí.