Al igual que Roberto Carlos, el virtuoso brasileño de la voz, la Fuerza del Pueblo ya cuenta también con un millón de amigos. De esa manera, marca su presencia en el escenario político nacional, en favor de la democracia y la prosperidad.

Lo ha logrado en base al esfuerzo constante de miles de hombres y mujeres que se propusieron como objetivo, desde el principio, crear una nueva organización en la República Dominicana que devolviese sentido de dignidad a la política, accediera al poder para servirle al pueblo y sirviera de faro de esperanza para las futuras generaciones.

En un primer momento tuvo serias dificultades. Se provenía de una ruptura con un partido que se encontraba en el poder, lo que hacía más complejo el proceso de crecimiento inicial.

Procedimos a crear la nueva organización dentro de la plataforma del Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), que de manera solidaria y generosa nos abrió sus puertas para luchar juntos por un mejor porvenir para el pueblo dominicano.

Pero entonces empezaron los infortunios. Nuestros adversarios impugnaban todos nuestros pasos. Primero, la asamblea general del PTD que ordenaba su disolución. Segundo, el nuevo nombre del partido, Fuerza del Pueblo. Tercero, sus colores y símbolos; y cuarto, el rechazo al registro de todas nuestras candidaturas para los comicios del 2020.

En síntesis, se procuraba nuestra muerte política al momento de nacer. Pero no se logró. Por el contrario, vencimos en cada una de las instancias legales a que fuimos sometidos, con sentencias judiciales que confirmaban la certeza de nuestros alegatos.

De esa manera, sin una estructura organizada y sin recursos, la Fuerza del Pueblo participa, por vez primera, en unas elecciones, en las que a pesar de considerarse que no podía ganar, recibió, sin embargo, el apoyo, la simpatía y el reconocimiento de numerosos sectores de la vida nacional.

Partido mayoritario

Con tan sólo seis meses de haber emergido a la palestra política dominicana, la Fuerza del Pueblo obtuvo una serie de importantes conquistas en las elecciones del 2020.

En primer lugar, pasó de estar en el lugar número 18 de la boleta electoral, a colocarse en el número tres para la contienda venidera del 2024. En otras palabras, brincó 15 puntos para competir con las otras dos fuerzas políticas del país: el PRM y el PLD.

Segundo, fue reconocida como fuerza política mayoritaria, lo cual le permitió la financiación pública por parte de la Junta Central Electoral.

Tercero, se convirtió en segunda mayoría y primera fuerza de oposición en el Senado de la República, al obtener nueve curules en la Cámara Alta.

Luego de esos logros, la Fuerza del Pueblo se fijó como meta el alcanzar un millón de miembros dentro de sus filas. A eso se dedicó con tenacidad y constancia durante año y medio, hasta lograr los resultados actuales.

Las juramentaciones se hacían, de manera invariable, cada semana. A veces hasta dos y tres veces. En ocasiones se realizaban en el local nacional de nuestro partido. Otras veces íbamos directamente a los pueblos, los barrios y las comunidades.

La Fuerza del Pueblo iba avanzando. Para el mes de diciembre del 2021, presentamos nuestro primer padrón por ante la Junta Central Electoral. Entonces éramos algo más de 650 mil afiliados.

Las otras dos fuerzas mayoritarias quisieron sacar pecho y exhibir una fuerza que no tienen. Hablaron hasta de dos millones de miembros en sus respectivas organizaciones. Obviamente, se trató de un chiste de mal gusto.

Seis meses después, en junio de este año, volvimos al órgano electoral. Esta vez para mostrar que habíamos cumplido nuestro primer objetivo. Habíamos logrado afiliar a más de un millón 90 mil ciudadanos.

Con esa masa crítica bajo sus banderas, la Fuerza del Pueblo se ha dedicado a organizar sus miembros en direcciones de base; direcciones intermedias; direcciones de circunscripciones electorales; direcciones municipales, direcciones de distritos municipales y direcciones provinciales.

De igual manera, ha procedido a dotarse de una estructura sectorial, con la participación de maestros, médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, empresarios, estudiantes, amas de casa, transportistas; y en fin, con todo el que sienta simpatía por los principios y valores que caracterizan a la Fuerza del Pueblo.

Visión de futuro

A pesar de no haber cumplido aún su tercer aniversario, la Fuerza del Pueblo marca desde ya la pauta del debate económico, social y político de la República Dominicana.

Comprendiendo la grave situación de crisis sanitaria, económica y social provocada por el Covid-19, concedió más de un año de luna de miel a la actual gestión de gobierno.

Procuró colaborar en todo lo que estuviese a su alcance para, a través de la unidad nacional, superar los males que se cernían sobre el país.

Participamos en todas las mesas del Diálogo Nacional y en el Congreso Nacional brindamos nuestro respaldo a todos los proyectos de interés nacional.

No obstante, cuando desde el gobierno empezó a plantearse la necesidad de una reforma constitucional para, supuestamente, conferir independencia al Ministerio Público, pusimos de relieve nuestro rol de partido de oposición.

Manifestamos que esa reforma carecía de objeto, ya que la actual Constitución del 2010 la prevé, al igual que la Ley Orgánica del Ministerio Público.

Nos distanciamos del gobierno cuando este pretende desconocer que en estos momentos República Dominicana es el tercer país con mayor índice de inflación en América Latina; y por supuesto, si no lo reconoce, nunca la podrá resolver.

El gobierno, por el contrario, vive en una burbuja. Manipula las estadísticas, desde el crecimiento económico, las cifras del desempleo, los niveles de pobreza y las encuestas que ordena realizar.

Se cobija en medio de la hipérbole y la exageración. Ocupa el primer sitial en todo. Una extraña patología empieza por hacer aparición: el complejo de Botero, en el que la realidad se ve adulterada por figuras con una anatomía volumétrica.

El resultado es que mientras la actual gestión de gobierno ha entrado en una fase de desgaste prematuro, la Fuerza del Pueblo es el único proyecto político en ascenso.

Nuestra próxima meta: dos millones de afiliados para mayo del 2023, a un año de los comicios. De ahí en adelante, el crecimiento exponencial, para garantizar una República Dominicana democrática, justa y solidaria.