La ceremonia de investidura del presidente electo de El Salvador, Nayib Bukele, se realizará en una plaza pública de la capital del país el próximo 1 de junio, informó el líder del Congreso, Norman Quijano.

Quijano, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), dijo a periodistas que convocará a la sesión plenaria del Congreso en la plaza General Gerardo Barrios, en el centro de San Salvador, para juramentar a Bukele.

La Constitución salvadoreña estipula que es el órgano Legislativo el que debe «recibir la protesta constitucional y dar posesión de su cargo a los ciudadanos que, conforme a la ley, deban ejercer la Presidencia y Vicepresidencia de la República».

El presidente del Congreso detalló que inicialmente Bukele pidió que el traspaso del poder Ejecutivo se realizara a las 15.00 hora local (21.00 GMT), pero finalmente se acordó desarrollar la ceremonia a las 09.00 hora loca (15.00 GMT).

Apuntó que el cambio de hora es para evitar un «vacío de poder» de 15 horas.

El proceso de transición del Gobierno se ha visto empañado por una polémica por la suspensión de las reuniones con el Gobierno saliente para el paso de mando.

El mandatario electo acusó el pasado 28 de marzo al Ejecutivo de Salvador Sánchez Cerén de «secuestrar» los preparativos de la ceremonia de toma de posesión y ordenó a sus colaboradores romper el «contacto con el Gobierno».

Bukele, empresario de publicidad de 37 años, ganó los comicios presidenciales de febrero en primera vuelta con el 53,1 % de los votos de la mano de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA).

El triunfo de Bukele supone una ruptura del bipartidismo que la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), partido que lo expulsó en 2017, han mantenido durante décadas.

Alcanzar un pacto de gobernabilidad en la Asamblea Legislativa será uno de los primeros retos de Bukele, ya que únicamente cuenta con 10 diputados de los 84 que conforman el Congreso.

También tendrá que hacer frente a la criminalidad en El Salvador, considerado uno de los países más violentos del mundo por las tasas de entre 103 y 50,3 homicidios por cada 100.000 habitantes registradas entre los años 2015 y 2018.