Hoy termina el que ya es considerado el peor año de la historia. El 2020 se marcha dejando tras de sí recuerdos de muerte, miedo, soledad e incertidumbre.

No será extrañado y muchos hubiesen deseado acelerar su conclusión.

La pandemia provocada por el nuevo coronavirus marcó a todos, en todas las formas posibles.

Aprendí “a valorar más mi vida, mi familia, mis amigos y mi trabajo”, dice la usuaria @wendyegd en un mensaje para Listín Diario, que preguntó a los lectores lo que habían aprendido este 2020.
“A no aferrarnos a lo material, ya que sin salud no hay nada que valga”, dijo a su vez @baezlily879.

El aislamiento social, el teletrabajo y la supervivencia marcaron los últimos 10 meses. 
“El Covid-19 nos ha arrodillado, obligándonos a frenar el metro de nuestras vidas, que corría demasiado rápido en estos días. Al mismo tiempo, ese mismo Covid-19 nos aceleró el miedo, el pánico, la ira, la tristeza y hasta la solidaridad”, escribió la psicóloga Alicia Custals también para Listín Diario en un artículo en el que nos enseñaba cómo manejar el estrés y la distancia social.  

¿QUÉ SIGUE?

¿Es posible dejar en el olvido al 2020 e iniciar sin rencores el año que comienza mañana? ¿Cómo hacerlo? ¿Por qué es importante asumirlo sin resentimientos?

Porque “todos experimentamos una inclinación natural hacia la felicidad”, dice Francisco Ugarte Concuera en “Del resentimiento al perdón: una puerta a la felicidad” (2003). Y “entre los obstáculos que dificultan la realización de este deseo, para la mayoría de las personas el resentimiento suele ser el principal”, señala.

La actitud de toda etapa que comienza, no importa cuán traumática haya sido, la resume muy bien el escritor y pastor Adolfo Robleto en su libro “Sermones para días especiales”.

“El año nuevo es semejante a la Caja de Pandora de los antiguos griegos, que contenía sorpresas de toda clase. Debemos estar preparados para todo, porque probablemente nos visite la enfermedad, suframos de algunos fracasos, tengamos desilusiones y quién sabe si la muerte misma nos alcance; en realidad estamos expuestos a todo, así que lo importante es que sepamos cómo hacerle frente a todo”, escribió Robleto.

Asegura, sin embargo, que muchas cosas dependerán de nosotros mismos, pues en “buena proporción somos los constructores del edificio de nuestra propia vida; diariamente estamos poniendo los materiales que nosotros mismos escogemos”.

De esta forma, dice: “Siempre estamos sembrando y siempre estamos cosechando; la siembra que hacemos hoy determinará la cosecha que levantaremos mañana. En este aspecto la vida se nos presenta como una oportunidad; labramos con nuestras manos el destino al cual llegaremos. Si actuamos inteligentemente podemos estar seguros de que la felicidad será estrella que nos alumbrará. La vida, entonces, se vuelve lucha, y en la lucha hay que aplicar esfuerzo, sabiduría y valor”. 

PARA LOS QUE HAN SUFRIDO

Una visión esperanzadora, sobre todo para los creyentes y religiosos, la ofrece el autor de “El Evangelio del sufrimiento: para enfermos y sanos”, Ricardo Cuadrado Tapia.

Este autor apunta que la enfermedad aviva la fe.

“La enfermedad suele avivar el ascua, muchas veces apagada de la fe. Por el sufrimiento mucha gente ha vuelto a Dios como Padre. También al Hijo Pródigo de la parábola, el dolor y la angustia le hicieron volver a su Padre, pudiendo sentir de nuevo su amor al cubrirle de besos. A este respecto es acertada esta frase de San Juan de Ávila: ‘El hombre, que con la prosperidad está olvidado de Dios, torna sobre sí con la pena de la tribulación’”.


SOBRE LAS METAS

Los psicólogos recomiendan mantener firmes las metas propuestas a pesar de las dificultades vividas y las que se puedan presentar.

Una fuente de motivación la ofrecen Keith Schreiter y Tom Schreiter en “¿Por qué mis metas no funcionan?”, publicado en 2019.

Explican que la motivación y la diversión son automáticas cuando nuestras metas encajan con quien somos como persona.

“No hace falta cantar afirmaciones, recortar fotos para nuestro tablero de visión, ni meditar en silencio mientras visualizamos nuestras metas. Sabemos exactamente lo que queremos, cada paso durante el camino es divertido y satisfactorio. Nos estamos moviendo hacia delante a nuestras metas”.