Pasamos revista a los bichos interestelares que más sustos nos han hecho pasar. Tras leer este reportaje, lo mismo sientes un ligero ardor de estómago.

Tres décadas y media guardando celosamente sus secretos, dándonos la murga con lo de que en el espacio nadie puede oír tus gritos, gastándose una pasta en campañas virales para mejorar su imagen… Pero no hay manera: para el ciudadano galáctico de a pie, el nombre de la corporación Weyland Yutani evoca sin remedio el de los xenomorfos, esas criaturas devoradoras y babeantes temidas por todo navegante espacial.A la compañía, cuyo eslogan “Construyendo mundos mejores”suena desde hace tiempo a broma de mal gusto, le ha vuelto a tocar la china: tras arruinar su reputación por primera vez con Alien, el octavo pasajero (sobre el afamado caso de la Nostromo), el director Ridley Scott vuelve a echar por tierra la imagen de la empresa con Alien: Covenant, su nueva película

Con Prometheus, su anterior aproximación a esta sórdida trama empresarial, Scott nos puso los pelos como escarpias. ¿Por qué? Pues porque, narrándonos los primeros encuentros de la humanidad con las bestias estelares, Scott se propone revelar la existencia de otras criaturas tan peligrosas como ella. Dado que la siempre fiable Helen Ripley ya no está por aquí para salvar el día (los últimos rumores la sitúan formando pareja de hecho con una androide clavadita a Winona Ryder), el equipo de CINEMANÍA se ha propuesto ofrecer un servicio a todos los exploradores del planetas lejanos repasando los tipos de aliens que ya conocemos. 

Alien vulgar y corriente

Primer avistamiento: Alien, el octavo pasajero.

Morfología y costumbres: Nos hallamos ante la variante más común y corriente de los bichejos interestelares, cuyos (repugnantes) hábitos de reproducción y alimentación son conocidos por todos. Básicamente, el animalito aguarda en estado larvario (también llamado comecaras) dentro de un huevo, para abalanzarse sobre el incauto huésped en cuanto este se acerca. Tras un período de incubación, un encantador cachorrillo apodado “revientapechos” abandonará su cuerpo parasitado, generalmente a la hora del almuerzo, para crecer adoptando la forma del ser que todos conocemos y amamos. Si en solitario esta forma del xenomorfo tiene mucho peligro (aunque parecen darle miedo los gatos) en manada ni te contamos…

Tras las cámaras: Concebido por Dan O’Bannon, el xenomorfo de a pie tomó su forma definitiva gracias a las ilustraciones del artista suizo H. R. Giger, quien diseñó todas las etapas de su crecimiento. El encargado de vestir el traje de látex fue un estudiante nigeriano llamado Bolaji Badejo, que de dotes interpretativas andaba justo, pero cuyos casi dos metros de estatura le volvían idoneo para el papel.

Reina Alien

Primer avistamiento: Aliens, el regreso.

Morfología y costumbres: En principio, según reflejó Scott en algunas escenas eliminadas de su documental, se creía que el xenomorfo generaba sus huevos envolviendo en capullos (con perdón) a aquellas de sus víctimas que no se había merendado in situ. Sin embargo, la malograda expedición de marines coloniales a LV-426 desveló a la madre de las criaturas. De tamaño extremadamente superior a la de sus hijos, y con unas mandíbulas y una cola espinosa a juego, la reina de un nido de aliens es una criatura extremadamente prolífica y con un carácter de armas tomar, siempre anclada a su monstruoso aparato reproductor salvo que (por cosas de la vida, o de la Ripley) tenga que repartir estopa. Si se te ocurre decirle aquello de “¡Aléjate de ella, puerca!”, procura tener un exoesqueleto de carga a mano.

Tras las cámaras: Tan excesiva como corresponde a una invención de James Cameron, la Reina Alien fue diseñada por el gran Stan Winston. Dotar a la criatura de un movimiento verosímil fue un trabajo árduo que requirió de marionetistas, sistemas hidráulicos, bastones y grúas, pero gracias a ella Winston ganó el primero de sus cuatro Oscar.

Alien perruno

Primer avistamiento: Alien 3.

Morfología y costumbres: Gracias a los cómics de la Dark Horse, y a las especulaciones de los fans, en 1992 ya era un hecho más que sabido que los xenomorfos son ladrones de genes. Es decir, que su forma está condicionada por la del anfitrión que les ha albergado en su forma embrionaria. Pese a los esfuerzos de la Weyland Yutani, dicho rumor se confirmó durante la etapa de Ripley en el planeta prisión Fiorina 161. Partiendo de un testigo tan poco fiable como David Fincher, no está claro cuál fue el organismo del cual emergió el bicho (el metraje estrenado en cines muestra a un perro, la edición ‘restaurada’ en dvd, un buey), pero lo que sí parece claro es que se trata de una versión más veloz y con habilidades trepadoras.

Tras las cámaras: Al olor de los billetes, H. R. Giger volvió a esa misma franquicia que tanto había desdeñado para diseñar un nuevo modelo de alien. Sin embargo, el diseñador y David Fincher no se llevaron especialmente bien. La cosa acabó como el rosario de la aurora, con demanda judicial incluída.

Primogénito

Primer avistamiento: Alien Resurrección.

Morfología y costumbres: Todo se pega menos la hermosura, dice el refrán, algo que es fácil de comprobar observando a este bicho. Tras tantos años (siglos, en realidad) dando vueltas por el espacio exterior, no dejaba de ser lógico que acabáramos viendo a un xenomorfo con más genes de la propia Helen Ripley que los de la Reina que lo parió. Por más que, en palabras del mad doctor Brad Dourif,el Primogénito sea “una bella mariposa”, a nosotros nos parece un engendro más feo que pegarle a un padre con un calcetín sudado, provisto además de un comportamiento irritante e infantil, cercano al complejo de Edipo. Si sus hermanos mayores le vieran, le tratarían a colleja limpia.

Tras las cámaras: A instancias de Jean-Pierre Jeunet, los diseñadores Tom Woodruf y Alec Gillis dotaron al Primogénito de todos los rasgos humanos que pudieron, incluyendo un enorme y hermafrodita aparato genital. Tras muchas presiones de la productora, Jeunet accedió a que las cositas del bicho fuesen borradas digitalmente en posproducción. Como él mismo admitió, “aquello era demasiado hasta para un director francés”.

‘Predalien’

Primer avistamiento: Alien vs. Predator 2.

Morfología y costumbres: Salvo en algunos casos (ejecutivos sin escrúpulos como Carter Burke, por ejemplo), los humanos que acaban sirviendo como incubadoras vivientes a los aliens se ven en ese estado por culpa de la mala suerte. Pero el caso de los predators, esa especie que considera el universo como su coto de caza privado, no tiene enmienda: ellos van a buscarse la desgracia por deporte. Y claro, tanto va el cántaro a la fuente que al final uno se encuentra con esta ‘preciosidad’ de inmensas mandíbulas y terrorífica agresividad, sin duda la mayor desgracia que ha caído sobre la especie tras Schwarzenegger y Adrien Brody.

Tras las cámaras: El predalien fue interpretado por Tom Woodruf, quien (además de un reputado técnico de efectos especiales) es el actor que más veces ha vestido un traje de xenomorfo: se ha encargado de este trabajo en Alien 3, Alien Resurrección y en las dos entregas de Alien vs. Predator.

‘Precuelien’

Primer avistamiento: Prometheus

Morfología y costumbres: ¿La madre del cordero xenomorfo? Pues posiblemente, porque los hallazgos de Ridley Scott (de nuevo en el ajo, casi 40 años después de sus primeras viscosidades) apenas nos dan pistas sobre el particular. Sólo sabemos que el ciclo reproductivo de esta linda criaturita es aún más complicado que el de sus descendientes: el ‘precuelien’ nace del pecho de un ‘ingeniero’ (ese bicho al que, hasta 2012, conocimos como “space jockey”) infectado por un bicho que, a su vez, ha salido de la tripita de Noomi Rapace. La cual había sido inseminada al copular con su novio (Logan Marshall-Green). Sí: uno de los pilares de este serial ha sido siempre el sexo chungo.

Tras las cámaras: Para la escena en la que esta criatura (también conocida como ‘diácono’) viene al mundo, los diseñadores Connor O’Sullivan Neal Scanian se inspiraron en el parto de una yegua. El rostro de la criatura fue modelado a partir del de un tiburón duende, seguramente uno de los bichos más feos que pueden encontrarse en los océanos de la Tierra.