La demografía ha cambiado, los hábitos de la población también y con ellos el perfil de los pacientes, pero el sistema sanitario apenas lo ha hecho. Sigue orientado a la atención de procesos agudos de pacientes con una sola enfermedad, cuando el patrón dominante es el de un paciente crónico aquejado de varias patologías a la vez. Son pacientes de edad avanzada con enfermedades de larga duración y lenta progresión, que necesitan un control permanente y que entran y salen del hospital cada vez que se descompensa alguna de sus patologías.

La transición demográfica no ha ido acompañada de una sanitaria. En todos los países occidentales, como advierte la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se evoluciona hacia un patrón de demanda asistencial que tiene como denominador común la cronicidad. Es fruto a la vez de un gran éxito y un gran fracaso. Del éxito de la medicina y el progreso social, que hace que ahora podamos vivir muchos más años y superar patologías que antes acortaban la vida. Pero también del fracaso, en muchos casos, en la prevención de hábitos que provocan enfermedad. Muchas de las patologías crónicas que llenan los hospitales están provocadas por causas evitables. Es el caso, por ejemplo, de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) provocada por el tabaquismo, la cirrosis derivada del alcoholismo o la diabetes o las cardiopatías asociadas a la obesidad, una alimentación inadecuada y una vida sedentaria.

En todos los países occidentales se evoluciona hacia un patrón de demanda asistencial que tiene como denominador común la cronicidad.

Los gestores sanitarios son conscientes de la necesidad de cambiar las estructuras del sistema para adaptarlo a este nuevo perfil de pacientes. Desde 2012 hay en España una Estrategia Nacional para el Abordaje de la Cronicidad en el Sistema Nacional de Salud, pero su despliegue está siendo sumamente lento y desigual. “El problema es que el sistema tiene una gran inercia y cuesta mucho introducir los cambios necesarios”, indica Jesús Díez Manglano, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Royo Villanova de Zaragoza.

La Encuesta Europea de Salud de 2009 indicaba ya que el 45,6% de la población mayor de 16 años padece al menos un proceso crónico y el 22% dos procesos o más. No todos los pacientes crónicos son mayores. Hay que contar también el 11% de menores de 16 años que sufre alergia crónica o el 7% que tiene asma. Pero lo determinante es que conforme avanza la edad, se van añadiendo dolencias. Se estima que el 5% de los mayores de 65 años sufre varias enfermedades a la vez. Y va en aumento. El 42% de los pacientes pluripatológicos atendidos sufren tres o más patologías.