Todo las personas que ha sufrido, entre las que me incluyo, viendo la segunda temporada de ‘El cuento de la criada (The Handmaid’s Tale)’, nos llevamos las manos a la cabeza tras su final. Un final que somos capaces de comprender y con el que podemos empatizar, e incluso agradecer, porque esta serie consigue mantener hipnotizado al espectador con su magnífica manera de narrar, pero que nos hace preguntarnos cuándo se pondrá fin a tanto sufrimiento.

Porque en el comienzo de la tercera temporada podemos apreciar que 1) ya no quedan hombres buenos en Gilead (si es que alguna vez los hubo) y 2) las mujeres están asustadas y están preparadas para usar ese miedo contra ellos.

La segunda temporada finaliza con June (Elisabeth Moss) entregando a Emily (Alexis Bledel) el bebé que ha tenido para los Waterford con el fin de escapar hacia Canadá. Una decisión que nos hizo plantearnos un final inmediato para su protagonista, porque en Gilead son capaces de matar a las mujeres por mucho menos. Pero, sorprendentemente, June sigue con vida y con la intención de seguir atacando al sistema desde dentro.

Da miedo darse cuenta de que, con el auge de extremismos conservadores en los gobiernos de todo el mundo que proponen medidas represivas y arcaicas, tanto para las mujeres como para el resto de colectivos que no cumplen con las expectativas de lo que se «espera de un hombre o de una mujer»; ‘El cuento de la criada’ sigue dando en el clavo a la hora de darnos las herramientas para parar la barbarie.

Se tiende a decir que es necesario conocer la historia para no cometer los mismos errores del pasado. ‘El cuento de la criada’ te invita a ver su serie para que hacerte consciente, de manera cruda y terriblemente realista, las consecuencias que tiene vulnerar, en una sociedad moderna y avanzada, los derechos esenciales de las personas.

A partir de la mitad de la segunda temporada, la serie basada en la obra de Margaret Atwood apuntaba hasta qué punto las mujeres estaban dispuestas a sacrificarse para hacer tambalear los cimientos de Gilead. En la tercera temporada, la llamada a la sororidad y al alzamiento es mucho más fuerte. Las mujeres están aterradas, pero eso no les va a impedir actuar. Cuando el miedo a vivir en una sociedad así es mucho más fuerte que el miedo a morir, nada te puede parar.

Y cómo no, lo mejor que tiene la serie siguen siendo sus mujeres protagonistas, sobre todo la más que fantástica Yvonne Strahovski, con su interpretación de Serena Joy. Quizás sea el personaje que más ha evolucionado desde el principio de la serie, hasta el punto de mostrarse en esta tercera temporada con una fragilidad que nunca habíamos visto en ella. Una fragilidad que sólo se muestra cuando empiezas a dejar de creer en los ideales que te han hecho ser la persona que eres y te han llevado a la posición donde te encuentras.

Habiendo visto solamente tres episodios, no nos podemos aventurar mucho a hacer conjeturas de cómo puede evolucionar la trama, pero sí que nos da pequeñas pistas del rumbo que quiere llevar. Quizás una de las cosas que más ha podido llamar la atención es, sin hacer muchos spoilers, cómo se ha relegado a un tercer plano al personaje del comandante Waterford, interpretado por Joseph Fiennes. Su autoridad está marchita porque un hombre deja de tener autoridad en el momento en el que no tiene a nadie a quien mandar, y Waterford ha perdido el control de todo lo que una vez poseía. La serie podría dar la oportunidad de ver cómo se desarrolla su trama, porque resulta curioso ver cómo se han cambiado ligeramente los roles pero, de hacerlo, estaría fracasando en su cometido.

Y en parte sabemos que el declive de este personaje es culpa del nuevo alto cargo que apareció a finales de la segunda temporada y sobre el que, durante esta tercera, va a recaer gran parte del desarrollo de la serie: el Comandante Lawrence, al que da vida el actor Bradley Whitford. Probablemente sea el personaje más terrorífico que nos va a ofrecer esta serie, porque no hay nada que de más miedo que la incertidumbre, y este personaje realmente da la sensación de poder salir por cualquier sitio. No sabemos hasta qué punto sus actos y sus palabras son fachadas o verdades como puños. La tensión que el espectador puede sentir cada vez que él y June mantienen una conversación, como si de un partido de tenis se tratara, ahoga.

Pero no todo puede ser bueno. La primera temporada contaba con el libro de base para plantear la idea principal de la trama sin que hubiera lagunas que no pudieran explicarse. Pero al igual que mucha gente pensaba que ‘Juego de Tronos’ había perdido el rumbo desde que no tenía los libros de George R.R. Martin como base, ‘El cuento de la criada’ puede llegar a tener el mismo destino si, en los próximos días después del estreno de la tercera temporada, anuncian la renovación de la serie.

Porque siendo honestos, sí, la trama da para muchísimo más. Se puede explorar a través de más flashbacks cómo se formaron las colonias, cómo fue el primer ritual y, según el destino del personaje de Nick (Max Minghella), hasta incluso podremos ver cómo se vive en otras zonas de Gilead. Pero para que funcione, tendríamos que estar hablando de una serie con un reparto coral, sin un claro protagonista. Y ese el gran problema que tiene ‘El cuento de la criada’. Por mucho que intenten alargarlo, la historia de June tiene las páginas contadas. Y evitando que eso ocurra podrá perjudicar muchísimo la valoración que tenemos de la serie.

Como mujer feminista, ansío ver Gilead reducida a cenizas en la pantalla de mi televisor. Como espectadora, precipitar la caída de un sistema aparentemente tan bien construido en una o dos temporadas más sería catastrófico. Una osadía a la gran serie que se ha convertido en cuestión de un par de años. Sería como el final de ‘Juego de tronos’. (Lo siento, pero no lo supero.) Además, podemos decir abiertamente que la serie de Hulu no escatima a la hora de ser explícitos con la violencia que se ejerce contra la mujer y, como todo en esta vida, para bien o para mal, cuanto más nos acostumbramos a ver algo, menos nos escandalizamos.

Pero la vida no es de color rosa, es de color rojo. ‘El cuento de la criada’, en definitiva, vuelve el próximo 6 de junio a HBO llamando a los espectadores a la revolución, porque cuando las mujeres estén listas, irán a por ellos.

Nota (tres primeros episodios de la temporada 3): 8

Lo mejor: Que por fin se están moviendo las piezas para acabar con Gilead desde dentro

Lo peor: Que la avaricia rompa el saco y tiendan a alargar la historia de June hasta que sea insostenible