Los migrantes hallados esta semana dentro de un tractocamión en Texas ya iban en el vehículo cuando éste pasó por un retén carretero de la Patrulla Fronteriza antes de llegar a San Antonio, donde decenas de ellos fueron encontrados muertos, dijo un funcionario federal estadounidense el jueves.

El vehículo pasó por el puesto de control en la carretera interestatal 35 situado a 42 kilómetros (26 millas) al noreste de la ciudad fronteriza de Laredo, Texas.

El funcionario, que habló bajo condición de anonimato para poder declarar sobre una investigación en curso, dijo que había 73 personas en el camión cuando fue descubierto el lunes en San Antonio, incluidas las 53 que murieron. No estaba claro si los agentes detuvieron al conductor para interrogarlo en el puesto de control o si el camión pasó sin problema.

La revelación atrae la atención a una vieja cuestión de políticas sobre si los aproximadamente 110 retenes carreteros dentro del país a lo largo de las fronteras con México y Canadá son lo suficientemente eficaces para detectar a personas que entran ilegalmente en Estados Unidos a bordo de vehículos. Generalmente están ubicados a 160 kilómetros (100 millas) de la frontera.

La policía estatal de Texas anunció por su parte que operará sus propios retenes para tractocamiones por orden del gobernador Greg Abbott, quien considera que las labores del gobierno del presidente Joe Biden en este sentido son insuficientes. Se desconoce cuántos camiones serán detenidos para su revisión.

El mismo jueves, Homero Zamorano Jr., de 45 años, el presunto conductor del tractocamión, hizo su comparecencia inicial ante la corte federal de San Antonio. Durante una audiencia que duró unos cinco minutos, Zamorano, vestido con una camiseta blanca y pantalones deportivos grises, dijo muy poco, dando respuestas de “sí” y “no” a las preguntas que le hizo la jueza de primera instancia Elizabeth Chestney acerca de sus derechos y los cargos que enfrenta.

La jueza nombró a un defensor de oficio para Zamorano y también un segundo abogado, ya que el cargo de contrabando en su contra conlleva una posible sentencia de muerte. Programó una audiencia para la próxima semana con el fin de determinar si es elegible para obtener libertad bajo fianza.

Sigue sin estar claro cuánto tiempo estuvieron los migrantes en el camión y si el hecho de que los contrabandistas les quitaran sus teléfonos celulares antes de que ingresaran al vehículo contribuyó a la extremadamente elevada cifra de muertes. En este caso no se tiene registro de llamadas de emergencia de migrantes atrapados, algo que sí ha ocurrido en incidentes previos.

José Santos Bueso, de la ciudad El Progreso, Honduras, indicó el jueves que su hija Jazmín Nayarith Bueso Núñez, de 37 años, le dijo en su última conversación que estaba en Laredo, que los contrabandistas les iban a quitar sus teléfonos y que no podría comunicarse con él durante cierto tiempo. La mujer le envió un último mensaje de texto a su hijo de 15 años el lunes alrededor del mediodía, diciéndole que estaban a punto de encaminarse a San Antonio y que no podría estar en contacto.

La Corte Suprema de Estados Unidos falló en 1976 que los agentes de la Patrulla Fronteriza podían detener vehículos en retenes para un interrogatorio breve sin orden judicial, aun si no había motivo para creer que estuvieran transportando personas que entraron ilegalmente en el país. Sin embargo, defensores de los inmigrantes y de los derechos civiles consideran que los retenes se prestan al encasillamiento racial y al abuso de autoridad. Algunos automovilistas publican videos en redes sociales en los que acusan a los agentes de efectuar interrogatorios severos e inapropiados.

El puesto de control en el área de Laredo es uno de los más transitados de la frontera sur, especialmente por camiones, lo que eleva la posibilidad de trabar el comercio si todo automovilista es parado e interrogado.

Funcionarios de la Patrulla Fronteriza dicen que los retenes son imperfectos, pero que representan una eficaz segunda línea de defensa después de la frontera, y reconocen que los agentes deben equilibrar la labor policiaca con evitar obstruir el comercio y los viajes legítimos.

El volumen y la configuración varían ampliamente entre los retenes, pero los agentes en general tienen entre cinco y siete segundos para decidir si hacen preguntas a un conductor, dijo Roy Villareal, exjefe de la Patrulla Fronteriza en el sector Tucson, en Arizona.

“En última instancia es muy difícil hacer una determinación con la delincuencia en general. Es difícil decir si se es 100% efectivo, o 50%, o 10%”, manifestó.

El representante federal Henry Cuellar, quien pasa por el retén mencion