Unos segundos después de que la pelota salió de la mano de Emmanuel Clase y llegó a home, los ojos de todos los presentes en el Progressive Field apuntaron hacia la pantalla de video para averiguar qué tipo de lanzamiento era y a cuánta velocidad viajaba.

Era un cutter, a 101 mph. Luego vino una recta a 100 mph. Y después un slider, a 91 mph.

“Es injusto”, recalcó el abridor de los Indios, Logan Allen, tras observar la actuación de Clase en el duelo del domingo frente a los Tigres de Detroit. “Definitivamente esto hace que uno piense: ¿cómo es posible que alguien batee ese lanzamiento?”.

Se han cumplido ocho juegos de la nueva temporada y los Indios, que comenzaron el 2021 con incertidumbre sobre su bullpen, intuyen ahora que tienen a alguien muy especial. Clase es un derecho dominicano de recta tremenda, quien llegó en 2019, mediante un canje con Texas y quien se perdió la campaña anterior, suspendido por consumo de drogas.

Clase hizo que todos se enteraran de su llegada la semana anterior. Su primer lanzamiento con los Indios alcanzó las 101,3 mph —el más veloz de un pitcher de Cleveland desde que esos datos comenzaron a recabarse regularmente en 2008.

A partir de ese momento, ha efectuado otros 35 pitcheos a más de 100 mph. Es la mayor cifra en las mayores durante la incipiente campaña, y supera a la conseguida por todos los lanzadores de los Indios en forma combinada durante los últimos 13 años.

“Tiene un slider más rápido que la recta de la mayoría de la gente”, enfatizó el relevista de los Indios, Bryan Shaw. “Es obvio decir que él es brutalmente bueno. Tiene un brazo realmente bueno. Tiene control de sus lanzamientos, evidentemente”.

Y eso sería lo más impresionante de Clase. Además de lanzar con potencia, lo logra con precisión.

Es la antítesis del “Wild Thing”, el apodo que recibía Mitch Williams, lanzador de la década de 1990, quien se caracterizaba precisamente por hacer tiros tan veloces como erráticos.

Estadísticas de análisis avanzado señalan que los bateadores contrarios que hacen el swing fallan ante los lanzamientos de Clase en más de 94% de las veces, dentro y fuera de la zona de strike.

De acuerdo con cifras más tradicionales, el derecho de Río San Juan ha tolerado un hit en cuatro entradas con seis ponches. Luego de aceptar un sencillo con un out en la novena entrada del encuentro dominical, Clase provocó una rola de doble matanza.

Se acreditó así su segundo rescate, y Cleveland completó la barrida en tres juegos.

El manager Terry Francona no ha nombrado formalmente a Clase como el taponero. Pero todos coinciden en que el relevista de 23 años tiene el empleo asegurado.

“Me encanta la forma en que ataca”, dijo Francona. “En la pretemporada comenté que él podía haber lanzado demasiados strikes. Si ése es un problema, podemos lidiar con él. Su presente y futuro son brillantes”.

En las dos ocasiones en que la puerta del bullpen del Progressive Field se ha abierto para que Clase ingrese en el terreno, ha sido perceptible la expectación en el graderío… y en el dugout.

“Es algo que me enciende. Es como pensar: ‘Aquí viene alguien grande’”, comentó el toletero Franmil Reyes, compatriota de Clase. “Uno no puede restarle méritos a este tipo”.

Clase era un misterio para los Indios, que lo adquirieron a los Rangers a cambio de Corey Kluber, dos veces galardonado con el Cy Young. Se esperaba que Clase ayudara el año pasado, pero sufrió una lesión menor de cuello en la pretemporada y fue suspendido después 80 juegos, tras dar positivo de dopaje.

El castigo impuesto por las mayores se ajustó para abarcar los 60 juegos que conformaron la campaña de 2020, abreviada por el coronavirus. Y aunque la pistola de radar dice lo contrario, Clase afirma que ha tenido problemas para recuperar la velocidad.

“No fue difícil volver”, reconoció. “Pero trabajé bien duro por esto. Estoy preparado para hacerlo y me concentré en llegar a un momento en que estuviera listo para competir”.