Las nuevas observaciones realizadas por la sonda espacial Juno de la NASA, en órbita al planeta Júpiter desde 2016, son un tesoro de información científica sorprendente.

 

El radiómetro de microondas (MWR) de la Juno permite a los científicos de la misión asomarse por debajo de las cimas de las nubes de Júpiter y vislumbrar la estructura profunda de sus numerosas tormentas.

 

La más famosa de estas tormentas es el icónico anticiclón conocido como la Gran Mancha Roja. Más grande que la Tierra, este vórtice rojizo ha intrigado a los científicos y al público en general desde su descubrimiento hace casi dos siglos.

 

Los nuevos hallazgos muestran que los ciclones de Júpiter son más cálidos en la parte superior, con menores densidades atmosféricas, mientras que son más fríos en la parte inferior, con mayores densidades. Los anticiclones, que giran en sentido contrario, son más fríos en la parte superior pero más cálidos en la inferior.

 

Los hallazgos también indican que estas tormentas son mucho más altas de lo esperado, ya que algunas se extienden 100 kilómetros por debajo de las cimas de las nubes y otras, incluida la Gran Mancha Roja, se extienden más de 350 kilómetros por debajo. Este sorprendente descubrimiento demuestra que esos vórtices cubren regiones más allá de aquellas en las que se condensa el agua y se forman las nubes, por debajo de la profundidad en la que la luz solar calienta la atmósfera.