En la Tierra hay bastante magnesio “normal”. Su origen es natural. Concretamente, se forjó por fusión nuclear hace mucho tiempo, dentro de estrellas. Gracias a que este magnesio es estable, su núcleo atómico no se desintegra y por ello hoy podemos contar con el magnesio como componente clave de nuestra dieta y para otros muchos usos.

 

Los isótopos son átomos de un mismo elemento que tienen diferentes cantidades de neutrones. Y es común encontrar isótopos inestables. Ese es el caso del nuevo isótopo de magnesio. Es demasiado inestable para existir en el universo por medios naturales.

 

Mediante aceleradores de partículas, es factible fabricar isótopos cada vez más exóticos, y ello a su vez permite avanzar en el conocimiento científico sobre cómo se forma cada tipo de núcleo atómico y cómo mantiene su cohesión.

 

Por su parte, este conocimiento ayuda a predecir lo que ocurre en entornos cósmicos extremos cuyas condiciones exóticas quizá nunca podamos reproducir directamente en la Tierra por más que sea a pequeña escala, ni medirlas desde la Tierra al observar de lejos esos entornos extremos.

 

El nuevo isótopo de magnesio es el magnesio-18 y ha sido creado por un equipo internacional que incluye a Kyle Brown, de la Universidad Estatal de Michigan en Estados Unidos.