Quizás no parezca obvio, pero el desayuno y la felicidad tienen una muy cercana e interesante relación.

De acuerdo con una lista de la Universidad de Harvard sobre la felicidad, el desayuno es una de las trece cosas que debes tener en cuenta para mantener el buen ánimo durante toda tu jornada.

¿Te ha pasado que al saltarte una comida te has puesto de malas? Si la respuesta es sí, entonces, eres como la mayoría de los mortales. Tener hambre puede ponerte irascible y de mal humor, especialmente si la comida omitida es el desayuno, pues, entre la cena y el desayuno es cuando el organismo pasa mayor tiempo sin ingerir alimento alguno. No en vano, dice la sabiduría popular que el desayuno es el alimento más importante del día.

Salir a la calle sin haber comido o con sólo un café en el estómago, es fatal para tu salud. Omitir el desayuno implica pasar unas 12 o 13 horas sin comer, lo que ocasionará que tu cuerpo se sienta débil durante toda la mañana ¡Vaya manera de empezar el día!

Además, saltarse el desayuno te vuelve más propenso a beber y fumar, tendrás menos energía para ejercitarte y, además, querrás comer todo tipo de chucherías para paliar el hambre.

Las principales consecuencias de brincarse el desayuno se derivan de la falta de glucosa: mal humor, falta de concentración, fatiga, bajo desempeño intelectual. Entonces, el desayuno te ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre, contribuyendo en nuestro rendimiento.

Mito o realidad

Mucho ruido hace la teoría de que no desayunar engorda… Y esto más que un mito es una realidad, el hábito de no desayunar hace que llegues al almuerzo hambriento, por lo que querrás comer más de la cuenta. Por otra parte, tu metabolismo se desacelera para almacenar todas las calorías en tus reservas: abdomen, caderas, y todas las partes del cuerpo que engordan cuando tu organismo asume que estás en época de ayuno, entrando en estado de alerta para evitar quedarse nuevamente sin alimento.

No solo es alimento para el cuerpo

Más allá del aspecto nutritivo, tu estado de ánimo puede verse afectado por ayunar durante largos periodos. Hay una satisfacción implícita en el desayunar tranquila y relajadamente antes de iniciar la jornada. Tomarte el tiempo para degustar los alimentos y saborear cada bocado puede ser la diferencia entre en un buen día y uno no tan bueno.

Comer un rico desayuno puede ser un estímulo efectivo para terminar de despertarnos, por ello debemos crear hábitos que incluyan el desayuno en nuestra rutina matutina. La primera comida del día es también una oportunidad para que compartas el tiempo con tu familia. También puedes aprovechar el desayuno para dedicarte un tiempo a ti y a tus pensamientos, para relajarte o simplemente un momento de calma antes del trajín del día.

¿Cómo crear el hábito de un desayuno saludable?

Tómate tu tiempo: levántate un poco más temprano, y disfruta de preparar y comer. Recuerda que estás cocinando para ti y los tuyos. Dedícale por lo menos media hora de tu mañana a hacer y consumir tu desayuno. Prepara algo rico, consiéntete.

Comparte con tus seres queridos: aprovecha el momento para disfrutar de tu desayuno en compañía de tu familia. Esto puede ser una manera diferente de vincularse, y demostrar interés en ellos. Aprovecha el desayuno para demostrar tu amor por ellos.

Evita las harinas blancas y azucares: si los comes que sea con moderación o preferiblemente solo en ocasiones especiales. Alimentos como los croissants, los cereales procesados, panes o bollos azucarados pueden causar obesidad, alergias a componentes ocultos, cansancio y anemia. Es conveniente reemplazarlos con carbohidratos más sanos y menos procesados, como es el caso del pan de semillas o integral.

Disfruta tu desayuno: vive el momento y, procura que sea una experiencia sana y placentera.

¡A desayunar! Recuerda, este es el primer paso para un día feliz.