El número de muertos por razones relacionadas con la crisis sociopolítica que vive Nicaragua se elevó a 593 en mayo, tras haber alcanzado los 568 el mes anterior, informó este jueves la no gubernamental Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).

A esa cantidad de suma un total de 846 desaparecidos desde el estallido social contra el presidente Daniel Ortega que, según la ANPDH fueron «secuestrados por grupos paramilitares y Policía Nacional, en la crisis de violaciones a los derechos humanos en Nicaragua».

El informe avala las denuncias sobre desapariciones que son publicadas todos los días en Nicaragua, a través de las redes sociales, por familiares y amigos de las víctimas.

Según el informe, las «ejecuciones selectivas» de ciudadanos y «capturas ilegales o secuestros», continúan 13 meses después de iniciada la crisis y a pesar de que la parte más sangrienta de la misma ocurrió entre abril y julio de 2018.

La ANPDH también informó de 629 «secuestrados», como identifica a los «presos políticos», de los cuales 286 están siendo «procesados ilegalmente», 200 permanecen «detenidos ilegalmente» y 143 ya fueron «sentenciados ilegalmente».

La organización resaltó que el informe es «preliminar», puesto que la crisis continúa en vigor, lo que da pie a que las listas de víctimas continúen creciendo.

La cantidad de muertos es superior a los 325 que estima la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque la de «presos políticos» es inferior a los 809 del organismo internacional.

El Gobierno de Nicaragua ha reconocido 199 muertos y 468 detenidos, a los que denomina «terroristas», «golpistas» o «delincuentes comunes».

La crisis de Nicaragua inició con el estallido social del 18 de abril de 2018 contra el presidente Daniel Ortega, primero por unas impopulares reformas a la seguridad social, y luego por la cantidad de personas que resultaron muertas, heridas o desaparecidas en las protestas.

Nicaragua ahora atraviesa una profunda crisis económica que, sumada a la falta de seguridad en el que fuera uno de los países más seguros de Latinoamérica, ha llevado al exilio a decenas de miles de nicaragüenses.