Publicidad, información en el telediario, charlas con la suegra… Todo suma a la hora de aumentar el acceso a planificación familiar. Una investigación en ocho países subsaharianos refleja su éxito

«Desde que utilizas ese condón estoy en una nube, cariño». La frase pertenece a un anuncio emitido en Etiopía y es una mínima muestra de cómo los anticonceptivos van abriéndose camino en muchos países de África subsahariana. Tanto que el uso de algunos de ellos está doblando las expectativas. El profesor Saifuddin Ahmed, de la Universidad Johns Hopkins, y su equipo han estudiado nueve escenarios en ocho países de esta región y han constatado que muchos de ellos evolucionan favorablemente, pero hay que tener en cuenta la disparidad según el país y las diferencias entre ciudades y pueblos.

El marketing, en especial a través de las redes sociales, hace su papel, pero también hay que tener en cuenta que los medios de comunicación llevan años hablando de estos temas. Para muestra, un clic: una noticia de una televisión ugandesa que informaba de que solo cuatro hombres se habían realizado la vasectomía en una campaña llevada a cabo en una región del país. La periodista informa de que tenían miedo a «perder su virilidad», pero a la vez animaban a las mujeres a buscar soluciones. Este reportaje aporta otra de las claves: es sobre ellas sobre las que recae mayoritariamente el peso de la reproducción y por eso esta investigación se ha centrado en el poder de las mujeres para controlar el número de hijos.

Los investigadores del estudio publicado en The Lancet han analizado los datos de Burkina Faso, Kinshasa (República Democrática del Congo), Etiopía, Ghana, Kenia, Niamey (Níger), Kaduna y Lagos (Nigeria), y Uganda. Pertenecen a los 69 países en vías de desarrollo que en 2012 se comprometieron a aumentar hasta en 120 millones las mujeres con acceso a servicios de planificación familiar dentro del programa The Family Planning 2020. De ellos, 30 están en esta región del planeta. «El acceso a anticonceptivos efectivos y seguros es una de las mejores inversiones cuando hablamos de coste-resultado que un país puede hacer», afirma Ahmed en un correo electrónico.

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Los datos muestran que, de media, el uso de un método moderno para evitar embarazos no deseados aumentó un 1,92% entre las mujeres en edad reproductiva. Sin embargo, este dato refleja una disparidad. Los mayores aumentos se registraron en Burkina Faso, Ghana, Kaduna (Nigeria), Kinshasa (RDC) y Uganda, pero Etiopía, Kenia, Lagos (Nigeria) o Niamey (Níger), apenas han mejorado con un 0,77% de incremento. «Por tanto, existen dudas sobre si todos los países del África subsahariana alcanzarán el objetivo, basándonos principalmente en los datos de Nigeria, un país con una gran población, que ha mostrado, en la actualidad, pocos cambios en tasas de prevalencia de anticonceptivos modernos», resumen los doctores Bahamondes y Peloggia, de la Universidad de Campinas, en un comentario publicado también en The Lancet. La tasa de natalidad en ese país es de 5,53 hijos por mujer.

Entre todos los métodos, destaca uno por encima de todos: el implante subcutáneo. Un estudio de la organización IntraHealth International, elaborado en 2018, señalaba que en 10 países de la región éste ya era el primero o el segundo más utilizado.

Anuncio sobre implantes anticonceptivos de DKT Etiopía.
Arantza Abril es matrona, responsable de Salud Sexual Reproductiva de Médicos Sin Fronteras y ha trabajado en diversos países como Sudán del Sur, Uganda, Siria o Irak. «Mientras que en Oriente Próximo es común el DIU, la realidad es que en muchos países de África Subsahariana no existe prácticamente ningún profesional capacitado para colocarlo. Por eso los implantes tienen mucha aceptación: son cómodos, su colocación no causa dolor, funciona a largo plazo, es económico, tiene pocos efectos secundarios y el varón no lo nota», explica la especialista.

El hecho de que una mujer quiera decidir cuántos hijos quiere tener aún está mal visto en muchísimas sociedades, especialmente en las rurales. Existen dos velocidades. «Vemos que la planificación y los medios llegan sobre todo al entorno urbano, las comunidades más pequeñas o rurales son otra cosa», apunta Abril. En estos casos, otro de los métodos más extendidos es la inyección: «Yo te pincho, nadie se entera y hasta dentro de tres meses no tienes que volver».

No es extraño que la mujeres usen anticonceptivos sin que su pareja lo sepa, algo que preocupa a los expertos pero que es una señal de la desesperación por no tener más hijos

Pero el muro más alto lo levantan casi siempre las falsas creencias y rumores que anidan en muchas comunidades. «Un mito que hemos visto en muchos sitios es que el implante se va a mover por todo tu cuerpo y te puede crear problemas en tus órganos internos. También piensan que si ponemos un DIU o tomas la píldora nunca en tu vida te vas a poder quedar embarazada», resume Abril. Bahamondes y Peloggia inciden precisamente en que «debido a los pocos años de escolarización, las mujeres en muchos países del África subsahariana tienen muchos conceptos erróneos y mitos, incluido el temor a los efectos secundarios».

No es extraño que las mujeres usen anticonceptivos sin que su pareja lo sepa. «Nos preocupan estos casos, pero son el ejemplo más claro de que están desesperadas por prevenir embarazos indeseados», apunta Ahmed. «En muchos lugares hemos constatado que una mujer vale lo que vale su capacidad para procrear. Después de cirugías muy complicadas, hemos hecho el esfuerzo de explicarle a la mujer que si vuelve a quedarse embarazada su vida corre grave peligro, y aún así vuelven a hacerlo», completa la experta de MSF. Muchas veces es necesario dirigirse a la suegra, que a menudo es la que mayor poder de decisión tiene. Los conflictos, los problemas políticos, la ausencia de infraestructura médica o los ataques a profesionales sanitarios son otros de los escollos históricos a la planificación familiar.

Mientras que en Oriente Próximo es común el DIU, la realidad es que en muchos países de África Subsahariana no existe prácticamente ningún profesional capacitado para colocarlo

Una de las conclusiones en las que todos los expertos coinciden es que la mayor garantía de que la tendencia siga siendo positiva, es que los Gobiernos se involucren. No basta con empujones puntuales como la iniciativa The Family Planning 2020, impulsada por la Fundación Bill y Melinda Gates y el Gobierno de Reino Unido, entre otros agentes. «Los datos indican que el apoyo de donantes hace que el uso de anticonceptivos se extienda, pero solo el compromiso de los países hará que sea sostenible», puntualiza Ahmed. La experta de MSF aporta un dato esclarecedor: «Si todas las mujeres tuviéramos acceso a planificación familiar, reduciríamos un tercio las muertes maternas y un 10% las infantiles».