Inundaciones de una magnitud inimaginable atravesaron una vez el cráter Gale en el ecuador de Marte hace unos 4.000 millones de años, un hallazgo que apunta a la posibilidad de que la vida haya existido allí, según los datos recogidos por el rover Curiosity de la NASA y analizados en un proyecto conjunto por científicos de la Universidad Estatal de Jackson, la Universidad de Cornell, el Laboratorio de Propulsión a Chorro y la Universidad de Hawái.

 

La investigación fue publicada en la revista Scientific Reports.

 

La furiosa megainundación -probablemente provocada por el calor de un impacto meteorítico, que fundió el hielo almacenado en la superficie de Marte- produjo gigantescas ondulaciones en el terreno que ahora son estructuras geológicas reveladoras, familiares para los científicos de la Tierra.

 

«Identificamos por primera vez las megainundaciones utilizando datos sedimentológicos detallados obtenidos por el rover Curiosity», dijo el coautor Alberto G. Fairén, astrobiólogo visitante de la Facultad de Artes y Ciencias. «Los depósitos dejados por las megainundaciones no habían sido identificados previamente desde la órbita».

 

Como en la Tierra, los rasgos geológicos, incluyendo los efectos del agua y el viento, han permanecido “congelados” en el tiempo en Marte durante unos 4.000 millones de años. Estos rasgos transmiten procesos que dieron forma a la superficie de ambos planetas en el pasado.

 

Así, en Marte aparecieron estructuras gigantes en forma de ola en las capas sedimentarias del cráter Gale, a menudo llamadas «megaripple» o antidunas que tienen unos 10 metros de altura y que están separadas por unos 150 metros de distancia, según el autor principal Ezat Heydari, profesor de física de la Universidad Estatal de Jackson.