Unos científicos han demostrado el buen funcionamiento de una antena intracelular que es compatible con los sistemas biológicos en 3D y que puede trabajar de forma inalámbrica dentro de una célula viva.

 

Este sorprendente avance es obra de un equipo que incluye a Deblina Sarkar y Baju Joy, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos.

 

La nueva antena abre muchas posibilidades en el diagnóstico y el tratamiento médicos y en otros procesos científicos por el potencial de la antena para monitorizar e incluso dirigir la actividad celular en tiempo real.

 

La tecnología, bautizada por los investigadores como Cell Rover, representa la primera demostración de una antena que puede funcionar dentro de una célula y es compatible con sistemas biológicos en 3D. Las interfaces bioelectrónicas habituales tienen un tamaño de milímetros o incluso centímetros, y no solo son muy invasivas, sino que además no ofrecen la resolución necesaria para interactuar con células individuales de forma inalámbrica, sobre todo si se tiene en cuenta que los cambios en una sola célula pueden afectar a todo un organismo.

 

La antena desarrollada por el equipo de Sarkar es mucho más pequeña que una célula. De hecho, en la investigación del equipo con ovocitos (una clase de células) la antena representaba menos del 0,05 por ciento del volumen de la célula, lo que la situaba muy por debajo de un tamaño que pudiera acarrear daños a la célula.