Además de las pérdidas por la actividad comercial disminuida, los dueños de tiendas abiertas y cerradas están sufriendo la delincuencia desatada en NYC; y algunos han optado por bloquear sus vitrinas y puertas, temiendo saqueos y revueltas.

Los robos comerciales en la ciudad  han aumentado 75% en medio del brote de coronavirus, según datos de la policía de Nueva York.

NYPD reportó que 254 empresas fueron atacadas entre el 12 y el 31 de marzo. Esto es muy superior a los 145 robos registrados en el mismo período del año pasado.

“Lo que estamos viendo es que los delincuentes apuntan específicamente a negocios de efectivo, supermercados y bodegas“, dijo el jefe de estrategias de control del crimen de la policía de Nueva York, Michael LiPetri.

El experto señaló que el método detrás de muchos de los robos ha cambiado debido a las medidas de emergencia implementadas para detener la propagación de COVID-19, lo que obligó a la mayoría de las tiendas a cerrar sus puertas.

“Las oportunidades están en un lugar diferente. Suceden mucho menos durante el día, por ejemplo, se roban muchos menos camiones. Los robos que estamos viendo ahora están más organizados y específicamente dirigidos. Hay muchas más entradas nocturnas, más entradas forzadas, personas que rompen las cerraduras para entrar en negocios mientras están cerrados”, dijo LiPetri.

Así, el panorama urbano de luces, vitrinas y letreros comerciales activos las 24 horas tan típico de Nueva York, ha sido suplantado por oscuridad, candados, retiro de carteles y hasta bloqueos de vitrinas y puertas, creando especies de barricadas en tiendas, hoteles, bares y restaurantes.

Sus dueños temen no sólo la delincuencia, sino los saqueos, en caso de que la situación económica se complique con la pandemia.

“Desde tiendas de lujo hasta pequeños bares, los establecimientos que no tienen idea de cuándo se les permitirá volver a abrir están protegiendo sus puertas y ventanas de vidrio”, reportó Fox News. “Las empresas han tomado la medida antiestética en un esfuerzo por defenderse contra el potencial de disturbios civiles causados por el coronavirus y la falta de oficiales en las calles”.

Además, la polémica ley de reforma de la fianza, que se aprobó el 1 de enero en todo NY,  exacerba el problema, denunció LiPetri.

“Realmente hemos luchado con la nueva reforma de la fianza. Ha sido de la mayor preocupación antes del COVID-19 y aún más después”, dijo, y agregó que cuando un individuo es acusado de robo, es liberado bajo su propio reconocimiento a menos que haya tenido un delito anterior en su registro o hubo un “factor agravante” en el crimen.

Liberar presos para evitar el contagio en las prisiones ha generado al menos dos preocupaciones: el posible aumento de los delitos y la indigencia.

“Definitivamente ha habido personas que han sido liberadas de (la cárcel) Rikers y ya han cometido un delito”, dijo un funcionario policial de alto rango a New York Post.

Un problema adicional es el número creciente de policías que se han reportado enfermos por COVID-19 o evitan acercarse a la gente por temor a contagios, disminuyendo en la práctica la capacidad de combatir eficazmente el crimen.

El jueves, el gobernador Andrew Cuomo dijo que el estado hará “lo que sea que tengamos que hacer” en respuesta al creciente número de empleados de NYPD y FDNY que están fuera de combate, planteando la posibilidad de enviar refuerzos desde otras zonas de NY.