Un equipo internacional de científicos, del que ha formado parte el investigador Alexander Pisarchik del Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) (España), ha dado un paso más allá en el desarrollo de interfaces neuronales (cerebro-ordenador) para proponer una interfaz que implica la transferencia de información entre personas directamente (de cerebro a cerebro).

 

Las interfaces cerebro-ordenador pueden mejorar las habilidades individuales de las personas, pero ¿es posible mejorar las capacidades cognitivas de un grupo de personas? Tras llevar a cabo un experimento, el equipo de investigadores ha propuesto una interfaz cerebro-cerebro que calcula los estados cerebrales de cada participante y distribuye una carga cognitiva entre todos los miembros del grupo que realiza una tarea en común. La interfaz permite, a partir del análisis de la actividad cerebral, compartir la carga de trabajo entre todos los participantes en función de su rendimiento cognitivo en cada momento.

 

Las interfaces neuronales permiten controlar dispositivos externos mediante el pensamiento. Además, debido a sus posibles aplicaciones en diferentes ámbitos, entre los que destacan el médico y el lúdico, se han convertido en amplio objeto de estudio y experimentación. La siguiente etapa en el desarrollo de las neurointerfaces pueden ser los sistemas que aseguran la transferencia de información entre personas directamente, desde el cerebro de una persona al cerebro de otra. Y esto es precisamente lo que ha estudiado un equipo formado por investigadores de distintos países, que ha publicado los resultados de su trabajo en la revista líder de neurociencias Frontiers in Neuroscience.

 

El equipo, formado por investigadores de España, Rusia y Alemania, llevó a cabo un experimento en el que dos personas resolvieron un problema conjuntamente en condiciones de alta carga cognitiva. La comunicación entre las personas se llevó a cabo mediante la distribución de la carga entre los sujetos, según su grado de fatiga cognitiva, con la ayuda de electroencefalogramas. La tarea era clasificar imágenes con diferentes grados de ambigüedad que aparecían en una pantalla.