En su recorrido alrededor del centro de su galaxia, algunas estrellas y cuerpos celestes de masa similar a la de estas pueden ver alterada drásticamente su órbita por algún fenómeno de gran energía, en el que por regla general está involucrado algún objeto de gran masa. Pero en el caso de los agujeros negros supermasivos, que precisamente residen en el centro de su galaxia o son, de hecho, dicho centro, ¿qué podría empujarlos fuera de su privilegiada y sedentaria posición? Teniendo estos agujeros masas de millones de veces la del Sol, se hace difícil pensar en una fuerza propulsiva capaz de ponerlos en movimiento y hacerlos partir a gran velocidad en un viaje hacia un destino tan incierto como potencialmente lejano.

Un caso de este tipo ha sido descubierto recientemente por el equipo internacional de Dominic Pesce, del Centro para la Astrofísica (CfA), gestionado conjuntamente por la Universidad Harvard y el Instituto Smithsoniano, todas estas entidades en Estados Unidos.

Hay teorías según las cuales los agujeros negros supermasivos pueden vagar por el espacio, pero atraparlos en el acto ha resultado difícil. Por eso, resulta tan llamativo el descubrimiento de que el agujero negro mencionado está haciendo eso. A juzgar por las observaciones, se trata además del caso más claro estudiado hasta la fecha.

Situado a 230 millones de años-luz de la Tierra, el agujero negro sigue por ahora en el sector central de su galaxia, la cual se llama J0437+2456.

La masa del agujero negro es de aproximadamente tres millones de veces la de nuestro Sol.