Santiago es un ejemplo de desarrollo porque sus principales actores se han unido con una sola finalidad: dar pasos firmes y que sus logros sean sostenibles a través del tiempo. Eso solo se logra con liderazgo y con la capacidad de trazarse metas y ejecutarlas hasta el final.

La mayoría de ellos pertenece a la Asociación para el Desarrollo de Santiago (Apedi) y no tratan de halar cada quien para su lado, al contrario, entienden que si uno de ellos logra el éxito o tiene una buena gestión será respetado y querido por los santiagueros.

Los líderes de Santiago se empoderan para alcanzar su sueño en común: “ser una metrópolis ordenada”. Todos apoyan el crecimiento vertical, pero bajo normas que nadie puede romper, ni siquiera el dinero.

Ellos trabajan alineados a la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030. Aunque en ocasiones no están de acuerdo en algunas acciones, las discuten y llegan a un consenso. En su trabajo diario a favor de la comunidad practican como valores el esfuerzo y la voluntad.

El liderazgo de la ciudad corazón es gentil. Algunos tienen más de 30 años de experiencia, otros poseen una mente innovadora para aportar a las tendencias que dejarán huellas en la provincia. Todos coinciden en que proteger el medio ambiente es prioridad.