La forma en que la materia cerebral adquiere consciencia y se las arregla para pensar es un misterio que ha sido tema de reflexión para filósofos, teólogos, místicos y gente común durante milenios. Las primeras teorías sobre lo que es nuestra consciencia y cómo se crea tendían a lo sobrenatural, sugiriendo que los humanos y quizá otros animales poseemos un alma inmaterial que nos confiere la consciencia, y con ella la capacidad de pensar y la de tomar decisiones por nuestra cuenta (el libre albedrío), cualidades de las que carecen los objetos inanimados. La inmensa mayoría de los científicos de hoy en día han descartado esta idea, conocida como dualismo, para abrazar el concepto de una consciencia generada por el propio cerebro y su red de miles de millones de conexiones nerviosas.

 

Johnjoe McFadden, profesor en la Universidad de Surrey en el Reino Unido, presentó recientemente una nueva y polémica teoría que en ciertos aspectos podría ser catalogada como dualista.

 

Su teoría tiene como punto de partida un hecho científico: cuando las neuronas del cerebro y del sistema nervioso disparan sus señales, no solo envían la conocida señal eléctrica por las fibras nerviosas que ejercen de cables de conexión, sino que también envían un pulso de energía electromagnética al tejido circundante. Esta energía normalmente no se tiene en cuenta, pero en esencia lleva la misma información que los disparos de señales eléctricas “por cable”, aunque en la forma de una onda de energía, o sea inmaterial en vez de material como el flujo de átomos dentro y fuera de los nervios.

 

Este campo electromagnético es bien conocido y se detecta rutinariamente mediante técnicas de exploración cerebral como la electroencefalografía (EEG) y la magnetoencefalografía (MEG). Sin embargo, se considera un mero efecto del funcionamiento del cerebro.

 

En cambio, McFadden propone que el campo electromagnético cerebral rico en información es de hecho en sí mismo el asiento de la consciencia, impulsando también el libre albedrío y, como consecuencia de ello, todas nuestras acciones voluntarias.