Las diferentes restricciones que se han im­plementado en los países pa­ra evitar la propagación del COVID-19, enfermedad al­tamente infecciosa causa­da por la cepa SARS-CoV-2, han interrumpido algunos procesos de atención on­cológica coordinada. Se­gún expertos se ha presen­tado una disminución en la solicitud de citas médicas y pruebas de rutina, las cua­les desempeñan un papel determinante en el proce­so de referir a los pacientes con especialistas y sus diag­nósticos de alta fidelidad, prevención y tratamiento.

De ahí que, investigado­res implementaron un mo­delo para analizar el com­portamiento de diagnósticos desde la introducción de órdenes de distanciamien­to social hasta 1, 3 y 5 años después del diagnóstico de cáncer. Sus hallazgos abar­can un análisis de muertes relacionadas al cáncer y el total de años de vida perdi­dos después de la pandemia en comparación con los da­tos previos. El análisis inclu­yó a 32.583 pacientes con cáncer de mama, 24.975 pa­cientes con cáncer colorrec­tal, 29.305 con cáncer de pulmón y 6.744 con cáncer de esófago.

Las investigaciones están enfocadas en evitar diag­nósticos tardíos que podrían implicar miles de muertes. Se prevé un aumento del 1% en muertes causadas por cáncer y un alcance del punto máximo de esta en­fermedad en 2021 o 2022. Además, la situación podría generar aproximadamen­te un millón de muertes por cáncer de mama, próstata y cáncer colorrectal (CCR), números que estaban pre­vistos para el periodo de una década en circunstan­cias clínicas normales.

“Nuestra mayor preocu­pación es el paciente que se encuentra una masa o alte­ración y retrasa su evalua­ción y tratamiento debido a la pandemia. Esta disminu­ción en diagnósticos de cán­cer u otros padecimientos son determinantes para co­nocer qué tan mortal resul­tará una enfermedad en úl­tima instancia durante este período de tiempo.” comen­tó Otis W. Brawley, MD, re­conocido médico oncólogo.

En América Latina la ta­sa de detección de cáncer es baja, considerando las me­didas que se han tomado en los centros médicos, así como el miedo por parte de los pa­cientes de visitar dichas insta­laciones, esta situación puede empeorar significativamente; por esta razón, los médicos hacen un llamado para no in­terrumpir ni retrasar ningún tipo de tratamiento contra el cáncer que pueda afectar la supervivencia global.

Hallazgos en la recopilación de datos
La red de mieloma eu­ropea (EMN) publicó un consenso donde indica que los pacientes con mieloma múltiple (MM) parecen te­ner un mayor riesgo de in­fección por COVID-19 más grave y complicaciones aso­ciadas debido a su estado de inmunodepresión, la edad avanzada y las comorbilida­des. Teniendo esto en consi­deración, recomiendan que el inicio del tratamiento no debe posponerse en pacien­tes con daño terminal de ór­ganos y recaídas agresivas.

Esto aplica también para pacientes con mieloma múl­tiple de recién diagnóstico. En particular, estos pacien­tes tienen una disfunción inmunológica significati­va, pero un clon maligno no controlado que ha afectado a la inmunidad del huésped mucho antes de que se haga el diagnóstico de MM en la mayoría de los casos. Tam­bién se debe tener en cuen­ta la carga tumoral general y la historia previa de para­proteinemia asintomática de larga duración. La mis­ma aproximación es reco­mendada si un paciente con MM en recaída / refractario (MMRR) logra una respues­ta suficiente, por ejemplo, respuesta parcial muy bue­na (VGPR) o mejor.

Por otro lado, expertos de la Sociedad Europea de On­cología Médica (ESMO) de­sarrollaron recomendacio­nes entre las que destacan estrategias para el manejo y seguimiento de pacientes oncológicos, el uso del fac­tor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF) y tromboprofilaxis en pacien­tes con cáncer durante la pandemia y ensayos clínicos en la era del COVID-19.

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“Debemos alejarnos de la suposición de que to­dos los pacientes con cáncer sin importar su edad o sexo son vulnera­bles al Covid-19. Según la evidencia actual, so­lo lo son los pacientes de edad avanzada, con múl­tiples comorbilidades y que reciben quimiotera­pia” aseguró Giuseppe Curigliano, MD, PhD, je­fe de la División de Desa­rrollo Temprano de Me­dicamentos del Instituto Europeo de Oncología, en Milán, Italia.