Investigadores de la Universidad de Almería (España) han validado un sistema de análisis rápido, sencillo y de bajo coste para detectar micotoxinas, unas sustancias que pueden ser perjudiciales para la salud si se superan los niveles de consumo aconsejados por los organismos sanitarios. La tecnología usada puede aplicarse directamente en las industrias productoras para garantizar la seguridad alimentaria. Los expertos han estudiado por primera vez la presencia de estos componentes en diferentes tipos de aceites, entre los que se encuentran distintas variedades de aceite de oliva.

 

Las micotoxinas son sustancias naturales producidas por algunas especies de hongos y pueden encontrarse en cultivos y alimentos como cereales, frutos secos, especias y café.

 

Las micotoxinas son sustancias naturales producidas por algunas especies de hongos y pueden encontrarse en cultivos y alimentos como cereales, frutos secos, especias y café, generalmente en entornos cálidos y húmedos. Hasta el momento, las organizaciones sanitarias han establecido los límites máximos permitidos para el consumo en cereales y semillas, pero no existen restricciones para el producto manufacturado. Este estudio, el primero que incluye el análisis de aceite de oliva, permitirá a estos organismos disponer de datos con el fin de determinar los valores óptimos para garantizar la seguridad alimentaria de los aceites.

 

Según los expertos, las micotoxinas pueden tener diversos efectos negativos en la salud, desde una intoxicación leve hasta una inmunodeficiencia crónica, por lo que los límites máximos establecidos en productos de consumo son muy bajos, ya que pueden suponer un peligro para la salud humana y del ganado. En el artículo ‘A rapid method for the determination of mycotoxins in edible vegetable oils by ultra-high performance liquid chromatography-tandem mass spectrometry’ publicado en la revista Food Chemistry los científicos validan el método con el que han logrado determinar el contenido de seis de las micotoxinas más frecuentes, en casi doscientas muestras de distintos tipos de aceites vegetales comestibles, detectando micotoxinas en el 40% del total analizado.