A pesar de que el presiden­te Luis Abinader dejó ayer en funcionamiento la plan­ta potabilizadora del Acue­ducto Múltiple Guanuma-Los Botados, en la provincia Monte Plata, algunas de las comunidades que se beneficiarán de esta obra no cuen­tan con las tuberías para re­cibir el líquido.

Una comunidad olvidada que le hace honor a su nom­bre es “Los Botados”, don­de sus habitantes, aunque tienen un mes recibiendo agua de la planta, el trabajo se realizó a medias, ya que han tenido que contratar personas para poder recibir­la directo en sus casas.

“El presidente lo inauguró y eso está muy bien, ya tene­mos agua, pero hay muchas casas que no están conec­tadas, porque se lo dejaron hasta ahí (afuera de las ca­sas) y uno ha tenido que terminar”, explicó un resi­dente del lugar.

La pobreza arropa estas co­munidades haciendo que sea una tarea casi imposible invertir en un sistema de tu­berías que conecte el servi­cio a los hogares.

Otro de los inconvenientes que han tenido que enfrentar para poder recibir el servicio que durante años carecieron,  es las malas condiciones en la que los trabajadores dejaron la calle.

“Los que hoyaron la calle, rompieron, mire cómo está la calle” cuenta  al equipo de Listín Diario un residente mientras señala el deterioro de la misma.

La realidad de El 45

Aunque con algunas precariedades, en “Los Botados” son privilegiados, ya que solo unos pasos más adelante en la comunidad “El 45” nombrado así por situarse en ese kilómetro de la carretera de Yamasa, la suerte no les tocó y las cubetas apiladas con agua que deben cargar desde un pozo cercano o el río son la muestra de que sus suplicio aún no termina.

“Cada vez que hacemos nuestras necesidades, la que lavamos (el agua) debemos guardarla ahí para bajar el baño, yo lo único que quiero es que me ayuden con el agua” dice Brigida de Los Santos quien compra un tanque de 12 cubetas a RD$65 y que le dura tres días en una familia de cinco miembros.

Brigida que lleva 32 años residiendo en el lugar y  se encontraba comprando agua a un camión que ofrece el servicio, dice que su economía no le permite comprar agua de manera constante por lo que suplica por ayuda para poder tener agua en llave de su hogar y de manera gratuita.

Cristóbal de la Cruz conocido como Ramón y quien funge como presidente de la junta de vecinos, se siente muy agradecido de que el presidente Luis Abinader haya dispuesto la construcción del acueducto que estuvo en el olvido por 20 años y que en solo 45 días fue construido por esta gestión.

 Es precisamente por esa esa gratitud que pide se agilicen los trabajos para que el agua  llegue a su comunidad.

Aunque Ramón también tiene necesidades personales es por su gente por la que vela, su casita no está en buen estado, sin embargo siempre sonriente iba explicando a los reporteros las precariedades de sus vecinos nunca anteponiendo las de él.

 Centro médico para la comunidad 

El comunitario estuvo presente durante la inauguración del acueducto y aprovecho para entregar al presidente una comunicación en la que solicita la construcción de un dispensario médico ya que el más cercano se encuentra a unos  tres kilómetros, imposibilitando el traslado de ancianos y personas con comorbilidades, además de que las emergencias médicas “se complican”.

Además de la intervención en el cementerio que se encuentra en total estado de abandono, abierto y llenó de malezas sumado que no cuentan con funeraria cercana para velar a sus seres queridos por lo que deben hacerlo en sus hogares.

 Ramón propone que en el lugar que en alguna ocasión funcionó un liceo pero que se encuentra en estado de abandono desde la construcción de un nuevo centro de estudios público, se levante la obra, además de que se habilite un centro comunitario donde los jóvenes puedan realizar cursos técnicos y que se construya una cancha para su recreación.

 El 35 esta tan olvidado que las calles no tienen nombre, sus habitantes les llaman “callejones” que en su mayoría están polvorientas por falta de arreglo y se llenan de lodo cuando llueve problemática que se suma a las tinieblas nocturnas por falta de lámparas.

Mientras tanto en estas comunidades se sienten esperanzados de que en este Gobierno le solucionaran sus problemas, que desde hace tantos años les persiguen sin que nadie se digne a resolverlos.

Una comunidad olvidada que le hace honor a su nom­bre es “Los Botados”, don­de sus habitantes, aunque tienen un mes recibiendo agua de la planta, el trabajo se realizó a medias, ya que han tenido que contratar personas para poder recibir­la directo en sus casas.

“El presidente lo inauguró y eso está muy bien, ya tene­mos agua, pero hay muchas casas que no están conec­tadas, porque se lo dejaron hasta ahí (afuera de las ca­sas) y uno ha tenido que terminar”, explicó un resi­dente del lugar.

La pobreza arropa estas co­munidades haciendo que sea una tarea casi imposible invertir en un sistema de tu­berías que conecte el servi­cio a los hogares.

Otro de los inconvenientes que han tenido que enfrentar para poder recibir el servicio que durante años carecieron,  es las malas condiciones en la que los trabajadores dejaron la calle.

“Los que hoyaron la calle, rompieron, mire cómo está la calle” cuenta  al equipo de Listín Diario un residente mientras señala el deterioro de la misma.

La realidad de El 45

Aunque con algunas precariedades, en “Los Botados” son privilegiados, ya que solo unos pasos más adelante en la comunidad “El 45” nombrado así por situarse en ese kilómetro de la carretera de Yamasa, la suerte no les tocó y las cubetas apiladas con agua que deben cargar desde un pozo cercano o el río son la muestra de que sus suplicio aún no termina.

“Cada vez que hacemos nuestras necesidades, la que lavamos (el agua) debemos guardarla ahí para bajar el baño, yo lo único que quiero es que me ayuden con el agua” dice Brigida de Los Santos quien compra un tanque de 12 cubetas a RD$65 y que le dura tres días en una familia de cinco miembros.

Brigida que lleva 32 años residiendo en el lugar y  se encontraba comprando agua a un camión que ofrece el servicio, dice que su economía no le permite comprar agua de manera constante por lo que suplica por ayuda para poder tener agua en llave de su hogar y de manera gratuita.

Cristóbal de la Cruz conocido como Ramón y quien funge como presidente de la junta de vecinos, se siente muy agradecido de que el presidente Luis Abinader haya dispuesto la construcción del acueducto que estuvo en el olvido por 20 años y que en solo 45 días fue construido por esta gestión.

 Es precisamente por esa esa gratitud que pide se agilicen los trabajos para que el agua  llegue a su comunidad.

Aunque Ramón también tiene necesidades personales es por su gente por la que vela, su casita no está en buen estado, sin embargo siempre sonriente iba explicando a los reporteros las precariedades de sus vecinos nunca anteponiendo las de él.

 Centro médico para la comunidad 

El comunitario estuvo presente durante la inauguración del acueducto y aprovecho para entregar al presidente una comunicación en la que solicita la construcción de un dispensario médico ya que el más cercano se encuentra a unos  tres kilómetros, imposibilitando el traslado de ancianos y personas con comorbilidades, además de que las emergencias médicas “se complican”.

Además de la intervención en el cementerio que se encuentra en total estado de abandono, abierto y llenó de malezas sumado que no cuentan con funeraria cercana para velar a sus seres queridos por lo que deben hacerlo en sus hogares.

 Ramón propone que en el lugar que en alguna ocasión funcionó un liceo pero que se encuentra en estado de abandono desde la construcción de un nuevo centro de estudios público, se levante la obra, además de que se habilite un centro comunitario donde los jóvenes puedan realizar cursos técnicos y que se construya una cancha para su recreación.

 El 35 esta tan olvidado que las calles no tienen nombre, sus habitantes les llaman “callejones” que en su mayoría están polvorientas por falta de arreglo y se llenan de lodo cuando llueve problemática que se suma a las tinieblas nocturnas por falta de lámparas.

Mientras tanto en estas comunidades se sienten esperanzados de que en este Gobierno le solucionaran sus problemas, que desde hace tantos años les persiguen sin que nadie se digne a resolverlos.