El veneno de la Phoneutria boliviensis es un coctel químico que viaja rápidamente por el torrente sanguíneo. Diez minutos después de la mordida, la víctima de la también conocida ‘araña bananera’ siente el primer efecto de la sustancia: un intenso dolor en la zona de la mordedura.

Lo paradójico es que ese mismo veneno podría contener algunas moléculas útiles para el tratamiento del dolor crónico, presente en enfermedades como el cáncer, la artritis reumatoide, entre otras.

 

Al igual que los venenos de serpientes y escorpiones, el de araña tiene una abundante mezcla de compuestos que varían según la especie. Algunos son conocidos como neurotoxinas, pues una vez dentro del organismo interfieren en las funciones del sistema nervioso central y periférico, afectando el control del movimiento, la capacidad sensorial y los estímulos del dolor.

 

Por ello, investigadoras de la Universidad de Antioquia (Colombia) estudian el arsenal de defensa de las arañas como una alternativa terapéutica a los analgésicos existentes.

 

El dolor es considerado un problema de salud pública por la Organización Mundial de la Salud. En 2007, la OMS advirtió la necesidad de tratamientos mejorados y estandarizados para el dolor crónico y agudo. Ese arsenal de defensa de los animales ponzoñosos, podría ser una alternativa natural a los problemas de los analgésicos existentes.

 

La profesora y miembro del grupo de investigación Programa de Ofidismo y Escorpionismo de la Universidad, Dora María Benjumea Gutiérrez, explicó que entre los medicamentos que se emplean actualmente para el tratamiento del dolor crónico se encuentran los derivados del opio, que causan efectos adversos como la dependencia física y psicológica, además de la tolerancia; esto último se traduce en que, con el paso del tiempo, el paciente necesitará más cantidad de medicamento para lograr un efecto analgésico.