Jóvenes y personalidades políticas y económicas de Senegal forman una gran parte de los seguidores de la corriente más mística, carismática y polémica del muridismo.

La silueta de dos hombres enfundados en túnicas decora muros y puertas en cientos de rincones de Senegal. Son Cheikh Amadou Bamba (1853-1927), fundador de la cofradía musulmana muride, representado en blanco; y Cheikh Ibraima Fall (1858-1930), su principal discípulo, en negro. Según numerosos adeptos, representan dos arquetipos, contrarios y complementarios, que místicamente formarían un solo ser. Fall encarna lo temporal y Bamba lo espiritual. El primero realiza las tareas de la casa y de los campos permitiendo al gran líder dedicarse totalmente a la meditación y la oración.

La corriente del discípulo, conocida como baay fall, dentro de la cofradía muride, es tan carismática como polémica. De ella forman parte un heterogéneo espectro de personas: desde importantes personalidades políticas y económicas del país hasta un gran ámbito de la juventud senegalesa atraída por el misticismo con el que entienden la tradición islámica.

El “camino baay fall” se podría resumir en tres pilares: trabajo físico como forma de oración, trabajo espiritual como vía de llegar a Dios, y aceptación y sumisión a las voluntades de su líder (ndigel).